Capítulo 12

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-NARRA AITANA-
¿De donde salía esta Aitana? Nunca en mi vida me había atrevido tanto como ahora, prácticamente estaba incitando de nuevo a Pedri a besarme. Bueno no, lo estaba haciendo de lleno, me moría por besarlo, porque me tocase y me hiciese de todo en la parte de atrás de su coche.

El alcohol que recorría mis venas solo era culpable de mi repentino atrevimiento, porque todo lo que pasaba por mi cabeza y que quería pedirle a Pedri lo había deseado y soñado durante toda mi vida. ¿De verdad esto estaba ocurriendo o era otro sueño más?

Me ardía hasta la boca de la excitación. Pedri estaba a un centímetro de mis labios, me palpitaba la zona baja del cuerpo y sentía cosquillas en el estómago. Nunca había estado tan cachonda, nunca había deseado tanto que un hombre me tocase.

La parte racional de mi cerebro me decía que parase, que mañana me iba a arrepentir y a sentir una mierda de persona. Pero la parte irracional de mí, que ahora mismo es la que predominaba, me rogaba que dejase a Pedri hacerme lo que quisiera.

Pedri no respondió a mi pregunta, solo apoyó su frente sobre mi clavícula y sentí su respiración cuando suspiró sobre mi piel.

- Estás borracha -dijo aún sin levantar la cabeza- no puedo hacerte nada si estás así

Levanté su barbilla con una de mis manos y le obligué a mirarme.

- ¿Eso significa que si estuviese sobria sí que me besarías?
- Aitana -sonrió mordiéndose el labio inferior

Es cierto que estaba borracha, de otra forma no estaría actuando de esta manera. Pero tampoco tanto como para no acordarme mañana, ni siquiera estaba la mitad de borracha que un día normal, así que si me tenía que arrepentir y sentir vergüenza al menos que valiese la pena.

Abrí los labios y me acerqué a Pedri, mordiendo su labio inferior y tirando de él lentamente. Sus pupilas, apenas visibles por la poca luz, se dilataron hasta casi desaparecer su iris.

- Ostia Aitana -susurró- me lo estás poniendo muy difícil
- Te lo estoy poniendo muy fácil

Nos quedamos unos tres segundos sin hablar, hasta que de repente empujó mi cabeza hacia adelante y me besó con todas sus ganas. Apenas podía seguirle el ritmo, sus labios se movían tan rápido y su lengua atrapaba la mía de una forma que nunca había experimentado. Era algo raro, porque nunca había sentido que le atraía a Pedri, pero ahora mismo sentía que nadie me había deseado nunca tanto como él.

Nos separamos unos segundos en los que me quité la sudadera. Pedri aprovechó para entrar de todo en el coche y cerrar la puerta. Enseguida volvimos a unir nuestros labios, me latía el corazón tan rápido que me daba miedo morirme antes de que Pedri siguiese.

Una de sus manos subió por mi pierna, erizando hasta el último rincón de mi cuerpo. La metió por debajo de mi falda y subió hasta mi culo, apretándolo con fuerza. Si esto era real, mañana creería que todo había sido un sueño como tantos otros.

Pedri apartó su boca de la mía y empezó a bajar por mi cuello. Solo con los besos y mordiscos sobre esa zona podría haber llegado al orgasmo, pero aún no tenía ni idea de lo que vendría a continuación.

La mano que no estaba sobre mis nalgas subió por detrás de mi espalda hasta la cremallera de mi top. Mi respiración se agitó al ver como la iba bajando con cuidado, todavía con su lengua recorriendo la piel de mi cuello. El top cayó sobre mi vientre y Pedri levantó la cabeza para tirarlo al suelo.

Diría que me sentía avergonzada de estar así ante él, pero no era cierto. Me sentía bien, tenía muchísima confianza en mi misma y en Pedri, veía como sus ojos me miraban con ansias de comerme y eso activaba en mi una seguridad arrolladora.

You belong with meWhere stories live. Discover now