Capítulo 20

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-NARRA PEDRI-
Nada más verla ahí delante, con ese mono que se pegaba a cada curva de su cuerpo, con esa máscara negra con orejas en pico, con los labios rojos como el infierno. Podría haberme arrodillado para suplicarle un mísero beso. Lo irónico de la situación era que nuestros disfraces se complementaban, nuestros personajes eran pareja. Pero nosotros...nosotros éramos algo raro.

No iba a venir, pero mientras estaba en la cama pensando en todo, algo tiró de mi para asistir a la fiesta. Quería ver a Aitana, saber de que estaba disfrazada, estar cerca de ella. Era un puto bipolar, pero que podía hacer.

- Batman -dijo- será coña.
- ¿Por qué? -sonreí acercándome.
- No da miedo.
- Ni el tuyo.

Se cruzó de brazos mientras caminaba hacia ella. Sus pechos se elevaron sobre el escote y sentí unas ganas terribles de arrastrarla a una de las habitaciones de Ferran. Ni siquiera llevábamos cinco minutos cerca y ya sentía mi cuerpo temblar para tocarla. ¿Qué me pasaba con Aitana? ¿Por qué tenía tanto poder sobre mi?

Me quedé a unos centímetros de ella mirándola a los ojos y noté como respiraba hondo, bajando sus brazos.

- Estás... -la miré de arriba a abajo.
- ¿Qué? ¿Fea?
- Muy sexy -me mojé los labios.

Su garganta se movió cuando tragó hondo y bajó la mirada unos segundos.

- Tú estás...
- ¿Feo?
- Sí -sonrió- eso, exactamente.

Quise decir algo más, seguir hablando con ella, pero alguien nos interrumpió. Apreté los puños cuando Aitana se giró para mirar a la persona que había cortado nuestra conversación. Fermín.

- Aiti -nos miró a ambos- ¿entras?
- Sí, claro.
- Pedri, has venido.
- Ajá, aquí estoy.

Asintió sin más y Aitana se adelantó para entrar con él. La felicidad que tenía al verla desapareció cuando se fue con Fermín.

Entré en la casa y mis amigos me recibieron entre gritos cuando me vieron. Estaban todos alrededor de una mesa redonda con vasos de alcohol, menos Aitana y Fermín.

- ¡Has venido! -sonrió Adri- menos mal.
- No iba a quedarme en casa mientras vosotros os poníais las botas -reí.
- ¡Esa es! -rio Gavi, que estaba al lado de Laura.
- ¿Y Aitana? -preguntó Lucía.
- Querrás decir, ¿Aitana y Fermín? -Ferran levantó las cejas repetidas veces, causando la risa de los presentes, excepto la mía.
- Dejémosles intimidad -rio Araujo.

Intenté hacer mi mayor esfuerzo por no poner caras largas, pero solo de pensar que estaban solos en cualquier lugar me daban ganas de partir la mesa.

Me dispuse a pasar tiempo con mis amigos, intentando no pensar en ninguna mujer por un momento. No podía preocuparme por lo que estaba haciendo Aitana con Fermín porque no éramos nada. Era mi amiga. Una amiga a la que deseaba, a la que deseaba besar, a la que deseaba ir a buscar para estar con ella. Pero eso, una amiga.

Mientras todos bailaban, el enfado y un sentimiento mucho más profundo me hicieron separarme del grupo. Necesitaba encontrar a Aitana, saber que estaba haciendo. Parecía un puto loco, pero saber que la tenía cerca y que podía estar con otro me hacía perder la cabeza.

Me paré en seco cuando los vi salir de una habitación a ambos. La sangre empezó a subirme hasta la cabeza y los celos me recorrieron el cuerpo como lava hirviendo. Apreté la mandíbula y los seguí, terminando de nuevo al lado de nuestros amigos.

You belong with meWhere stories live. Discover now