Capítulo 17

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-NARRA AITANA-
Me desperté sobre una superficie mullida, sintiendo el cuerpo caliente tapado bajo varias mantas. Abrí los ojos despacio y recorrí la poca estancia que veía desde mi posición, acostada boca abajo. Reconocí la ventana de mi habitación en casa de Gavi, el mueble blanco que había a un lado y la tele que colgaba de una esquina.

No recordaba en qué momento había subido, tampoco cuando me había puesto el pijama que ahora llevaba encima. Me giré despacio en la cama, sin saber si me encontraría al otro lado a Pedri o no. Pero no había nadie. Me senté contra el cabecero y me pasé las manos por el pelo, intentando ordenar unos recuerdos que me parecían imposibles que tuviese. Había follado con Pedri, después me había dicho que le gustaba y al final...al final acepté ser su, ¿su qué? ¿Amante? Pensaba que no podía ser más patética, pero con esto me había coronado. Nunca me había comportado así, tampoco nunca había tenido la oportunidad de demostrarle a Pedri que detrás de la niña que él veía había una mujer que lo adoraba. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, que estaba siendo cómplice de una infidelidad y de a saber que otras cosas, pero no podía dejar pasar la ocasión de demostrarle a Pedri que podía quererme como yo a él. Ya le gustaba, solo necesitaba un poco de tiempo más para darse cuenta de que se estaba enamorando, solo eso. Quizás no fuese más que un mes, quizás nadie se enterase nunca. Él se enamoraría de mi, dejaría a su novia y podríamos estar juntos. Eso es lo que iba a pasar. ¿No?

Alguien entró en mi habitación despacio. Mi corazón se aceleró al pensar que podía ser Pedri, pero no. Era Gavi, que al darse cuenta de que ya estaba despierta entró y me sonrió desde la puerta.

- Buenos días -dijo.
- Buenos días.
- Estaba esperando que te despertases, he hecho el desayuno.
- ¿Qué hora es?
- Las 11. ¿Has dormido bien? Pedri me dijo que se había ido la luz y que vino a verte.
- ¿Has visto a Pedri?
- Sí -respondió, y a mi se me aceleró el pulso- se fue hace poco más de una hora. Me encontré con él cuando salía.
- Ah -no estaba muy segura de lo que sabía Gavi y prefería no cagarla.
- Me contó que habíais hablado y que lo has perdonado, que quieres volver a casa, ¿es así?

¿Qué? Yo no dije eso. ¿O lo dije? No lo tenía muy claro, tenía todo muy borroso. Me costaba asimilar que hace unas horas tenía a Pedri entre las piernas diciéndome que adoraba mi cuerpo.

- Eh...sí -respondí- sí. Volveré hoy.
- ¿Estás segura?
- Sí, ya te he molestado lo suficiente.
- Te he dicho miles de veces que no molestas -sonrió- Aitana, si quieres quedarte más tiempo porque no estás preparada para volver, puedes quedarte.
- Gracias -sonreí- pero voy a volver. Además, también hecho de menos a Fer.
- Como quieras, venga baja a desayunar.
- Me cambio y voy.

Gavi asintió con una pequeña sonrisa y cerró la puerta al salir. Me levanté y me di una rápida ducha antes de vestirme. Bajé después de quince minutos y sonreí al ver a mi amiga Laura sentada sobre una de las sillas de la cocina de Gavi.

- Buenos días.

Me acerqué a dejar un beso sobre su mejilla y después me senté en una silla frente a ella. Gavi se quedó de pie entre ambas.

- Buenos días -sonrió mi amiga- ¿como estás?
- Bien, y ya veo que vosotros también, ¿habéis pasado buena noche? Porque a aquí no volvió nadie.

Gavi escondió su cara bebiendo de su taza y ambas reímos.

- Muy buena -dijo Laura- ¿y tú? Vimos a Pedri al salir cuando llegábamos.
- Sí, bien. Quise romperle un pie cuando lo vi, pero al final le dejé pasar. Era él o yo sola con la tormenta y sin luz.
- ¿Hablasteis? -preguntó mi amiga.
- Algo así -hablar más bien poco- me pidió perdón por todo y me dijo que volviese a casa.

You belong with meWhere stories live. Discover now