Capítulo 15

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-NARRA PEDRI-
Llegué tan rápido al hospital como fue posible. Di el nombre completo de Aitana en la secretaría y salí a toda prisa escaleras arriba para llegar hasta su planta, donde vi a Gavi sentado en una de las sillas de la sala de espera. Me acerqué corriendo y tuve que frenar de golpe antes de caer sobre él.

- Gavi ¿dónde está Aitana? -pregunté con la respiración agitada. 
- Está dentro, la están revisando.
- Joder, ¿tú como la viste?
- Pues mal -arrugó las cejas- tenía mucha fiebre. Por la tarde le dolía la cabeza pero pensé que sería por...por lo que le pasó antes. Si hubiese sabido que iba a ser así de grave la habría traído antes.

Lo que le había pasado antes. Es decir, nuestra discusión. Gavi lo sabía, ¿sabría también lo de los besos y demás? La verdad es que ahora mismo eso no me importaba una mierda, solo poder ver a Aitana y saber que estaba bien.

- Gracias por llamar, de verdad -dije.
- Ya...no debería haberlo hecho, seguro que Aitana después se enfada conmigo.
- Claro que deberías haberlo hecho, es mi amiga.
- ¿Seguro? Porque según ella, le dijiste que no volviese a dirigirte la palabra.

Tenía razón, y yo no podría haber estado más equivocado al hablarle así a Aitana. Nunca debí decirle eso.

- No creo que debamos hablar eso aquí -dije- si quieres echarme la bronca, hazlo cuando Aitana esté en casa. 
- Genial, pero no va a volver a tu casa, se queda conmigo.
- ¿Qué?
- También es mi amiga, ¿esperas que la deje irse sabiendo que tu estupida novia va a estar allí?
- No va a estar, yo cuidaré de Aitana.
- No, yo lo haré, y ella decidirá cuando quiere volver a tu casa.
- Nuestra Gavi, también es suya.
- Habrá que preguntarle a Aitana si de verdad piensa eso.

Me estaba molestando mucho la actitud de Gavi. Entendía que se preocupase por ella, que quisiese cuidarla, pero ese era mi trabajo porque...porque sí. Necesitaba hacerlo, necesitaba verla cada segundo y asegurarme de que estaba bien. Yo era su mejor amigo...yo iba a cuidar de Aitana. No pensaba dejar que se fuese del casa, no por haber sido un imbécil.

- Ya hablaremos de esto -dije.
- Vaya que sí.
- ¿Has avisado a Fer?
- Sí, también a las chicas y a Fermín.
- ¿Fermín?
- Son novios -me miró- no podía no avisarlo.

Novios. Era la primera vez que escuchaba que alguien se refería a Aitana y Fermín como novios. Sentí una presión aguda en el pecho, una molestia en el estómago que me hacía querer vomitar. Era la preocupación, tenía que ser eso. Y los celos de mierda, celos sin sentido que me hacía imposible poder respirar con normalidad.

- ¡Hey!

Ambos giramos la cabeza hacia la izquierda, desde donde vimos venir corriendo a Laura y a Lucía, y detrás de ellas a Fermín.

- ¿Qué coño ha pasado? -preguntó Laura- ¿donde esta Aitana?
- ¿Está bien? -preguntó  Fermín.

Dejé que Gavi contestase, al fin y al cabo todo había pasado delante de sus narices.

- Está dentro con las enfermeras. Se desmayó antes de salir de casa y tenía cuarenta de fiebre.
- ¿Cuarenta? -dijo Fermín- eso es muchísimo.
- Sí -asintió Gavi.
- Le dolía la cabeza por la tarde -dijo Lucía- pero no pensamos que fuese tan grave.  
- ¿Cuando podemos verla? -preguntó Fermín.
- No lo sé -dijo Gavi- me han dicho que espere aquí.

Laura se acercó y abrazó a Gavi. Los miré algo confuso. Sabía lo que había pasado entre ellos, todos lo sabíamos, pero no pensaba que fuese así de serio. 

Nos sentamos todos en las sillas, esperando que alguien saliese a darnos información sobre el estado de Aitana. Mi hermano llegó diez minutos después, me echó la bronca por haberme ido sin él y se sentó a mi lado, dejándome entre él y Gavi. Fermín estaba justo en el lado contrario a mi.

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