capítulo 22

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La noche tenía una brisa fría, su piel se sentía helada y quería más que una sudadera encima. Buscó el móvil que tenia para llamar a Rubius, necesitaba verlo y sacar sus dudas porque también lo tomó por sorpresa que ambos capitanes fueran hermanos: los legendarios Hermanos Doblas.

Cuando la llamada fue recogida por el chico de piel pálida vio que no estaba tan lejos de donde le pidió ir a verlo, Vegetta casi corrió hasta allá viendo el coche de Rubius aparcado a un costado. Se subió rápido y avanzó alejándose de allí para poder estacionarse lejos de la vista de la gente, más específico un callejón.

ㅡ ¿Por qué no dijiste que eras hermano de Willy? ㅡ. Fue la primera pregunta que soltó y para la expresión sin vida del peliblanco se indicó que estaba esperando esto.

ㅡ No me gusta asociarme con los Doblas ㅡ. Le dijo directamente la verdad. ㅡ Tienen tantos lios entre ellos, especialmente mi padre. Ese hombre solo quiere dinero.

Los Doblas aparentaban ser una familia normal con hijos que amaban el deporte para querer ser profesionales, en todo caso, solo uno de ellos tenía pasión por ese deporte específico. Pero detrás de las cámaras habían más secretos, demasiado oscuros que no podrían salir a público.

Tenían gente trabajando para ellos, gente que mantenía limpio el apellido. Su padre negociaba con muchas personas, pero una específico quería a los Gundersen: una familia millonaria de europa. Y ese específico lo quería su padre.

ㅡ Un aviso hubiera sido de ayuda ㅡ. Soltó una risa suave queriendo alivianar la tensión, miró de reojo a su chico apreciando sus fracciones. ㅡ Felicidades.

ㅡ ¿No estás molesto? ㅡ. El rostro desinteresado de Rubius solo le regreso la mirada viendo como el azabache se alzaba de hombros. ㅡ ¿Mhm?

ㅡ Si, un poco. Tú mismo lo dijiste, soy un idiota obsesionado con este deporte ㅡ. Fue sincero mientras seguía su mirada apegada a el capitán. ㅡ Sin embargo, no puedo quejarme tanto.

ㅡ ¿No?

ㅡ Estoy feliz de que ganaras incluso no entienda realmente lo que haces, eres bueno pero odias el deporte ㅡ. El peliblanco se mantuvo quieto analizando sus palabras.

ㅡ Supongo, no importa realmente.

ㅡ Oye ㅡ. Dijo acomodándose en su asiento. ㅡ ¿Te han dicho lo lindo que eres?

Rubius le miró extraño y asintió dudoso ante aquella pregunta tan repentina, recordaba tener cumplidos asi por parte de las porristas gracias a que la novia de Luzu era parte de ese equipo. Ninguna perdía la oportunidad de tener a un galán de los deportistas para ellas como lo hizo Lana.

ㅡ Las porristas.

ㅡ Sabes, nunca pensé que después de escuchar tantos rumores tuyos al principio me llevarían a conocerte en persona ㅡ. Comenzó riendo suave. ㅡ Ahora terminé sintiendo cosas por ti entre más te conozco.

ㅡ Suena patético, ¿No? ㅡ. Mantuvo la mirada hacía el frente para evitar ver al azabache a su lado. ㅡ Ven, subamos al techo de este edificio.

Bajaron del coche para subir las escaleras con ciudado y silencio, todo estaba callado y el frío era abundante entre mas subían. El cigarro de Rubius se encendió una vez llegando hasta arriba para sentarse en el borde, la ciudad donde el peliblanco estudiaba viéndose hermosa.

El azabache se sentó a su lado, Rubius le ofreció un cigarro y sorprendentemente lo aceptó para poder encenderlo.

ㅡ Pensé que no fumabas

ㅡ No lo hago ㅡ. Respondió Vegetta fumando el cigarro entre sus labios.

Bajo la luz de la luna el peliblanco se miraba más radeante. Las tonalidades llevándose bien con su tono pálido de piel, sus ojos avellana brillosos, sus cabellos blancos, y sus labios rosados. Sonrió para si mismo y estiro su mano para sujetar la del capitán mientras miraba a la ciudad también, Rubius sintió el agarre por encima de su mano y solo dejó escapar el humo de su interior.

ㅡ Te odio ㅡ. Rubius dijo cuando acaba el cigarro que había encendido al inició, volteó a ver al chico que lo acompañaba y le arrebato el cigarro para llevar a sus propios labios.

ㅡ ¿Me odias?

ㅡ Completamente

Vegetta fue quién soltó a reirse suave mientras la expresión de Rubius era la misma, quizás por eso todos inventaban los rumores que decían de él. Era inexpresivo, nada pacífico y siempre diciéndote las cosas de peor manera. Quizás solo era mal interpretaciones, porque a sus ojos Rubius era el chico más frio y desinteresado que había conocido. Eso le gustaba.

La mano del pálido se extendió cuando apagó el cigarro y lo jaló cerca dejando al azabache encima suya mientras él se recostaba en el suelo.

Sus ojos conectaron por un instante, el aire soplando y el ruido de la gente que cruzaban por estas calles caminando o por coche. Se sentían bien estando juntos y esperaban que esto siguiera por siempre.

Rubius besó al azabache juntando sus labios finalmente, el peliblanco lamia los belfos ajenos en tanto el beso se mantenía siendo lento pero intenso. Querían disfrutar de la poca cercanía que tenían, eso los hacía sentir bien.

Han pasado ya cinco meses desde la primera vez que hablaron, cinco meses desde que tuvieron su primer beso, y semanas desde que comenzaron a buscarse inconsientemente.

ㅡ Eres un idiota ㅡ. Suspiro Rubius contra los belfos húmedos de su mayor, la sonrisa que formó el azabache ante sus palabras fue de satisfacción.

 Suspiro Rubius contra los belfos húmedos de su mayor, la sonrisa que formó el azabache ante sus palabras fue de satisfacción

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flawless ★ rubegettaWhere stories live. Discover now