(2) Noche

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Matías pensó un poco en la propuesta, pero finalmente respondió:

-Si no te molesta, te lo agradecería- dijo Matías.

-Claro que no me molesta- respondí de manera obvia.

Matías se rió un poco.

-Tengo una habitación de invitados, así que no dormirás incómodo- dije mientras lo miraba.

-Muchas gracias, en serio- dijo Matías sonriendo.

-No te preocupes, ¿quieres comer algo? Hoy hice ravioles con queso.

-Dios, qué delicia, por favor, dame todo lo que te quede de ravioles, ni siquiera he almorzado- dijo Matías echándose en el sillón, como agotado y exagerando.

Me reí un poco y fui a la cocina a calentar la comida. Yo no tenía hambre, así que le di todo a Matías. Solo para acompañarlo, iba a comer leche con cereal. Llevé el plato y los utensilios a la mesa, y Matías se sentó. Yo me senté a su lado con mi taza de leche y cereal.

-¿Solo vas a comer eso? -preguntó Matías apuntando a mi tazón.

-Sí, normalmente no como a esta hora, así que es solo para acompañarte y que no comas solo- dije sin dejar de mirarlo a los ojos.

El chico solo sonrió ante mis palabras y empezó a comer.

-Mmmh, mierda, Madeline, esto está demasiado bueno- dijo Matías frunciendo el ceño, cerrando los ojos y saboreando la comida.

Me reí de cómo saboreaba la comida.

-No exageres- dije entre risas.

-Dios, de verdad está súper bueno- dijo Matías y seguía comiendo.

-Gracias- sonreí y empecé a comer yo también.

Los momentos no eran para nada incómodos y siempre tenían algo de qué hablar. En menos de un día, se llevaban demasiado bien.

-Oye, ¿tú y Enzo son algo o se conocen de antes? -Matías preguntó como si nada.

Claramente, no le iba a decir lo que pasaba realmente entre Enzo y yo, y le diría lo que todos sabían.

-Solo somos mejores amigos- dije muy confiada de mi misma, así que Matías me creyó.

-Oh, ¿y desde hace cuánto lo conocés? -preguntó Matías interesado.

-Desde hace casi cuatro años- dije yo.

-Yo pensé que eran pareja o algo- dijo Matías mirándome.

-No, para nada, no busco nada serio por ahora- dije negando lo que había dicho Matías.

-Somos dos, no ando interesado en eso ahora- dijo Matías.

Seguíamos hablando, pero al rato decidimos ir a dormir. Al siguiente día teníamos rodaje otra vez, solo que salían un poco más temprano. Los dos subimos a las habitaciones y Matías me siguió a la mía.

-Mi hermano había dejado un pijama la última vez que vino, seguro te queda- dije entrando a mi habitación junto con Matías.

Matías se sentó en mi cama y yo estaba agachada buscando en los cajones el pijama de mi hermano hasta que después de unos minutos lo encontré. Con una sonrisa en el rostro, se lo mostré a Matías, quien se rió ante tu acción.

-Dale, pruébatelo; aparte, seguro te queda bien- dije convenciendo a Matías.

Matías agarró el pijama y decidió cambiarse ahí mismo. Se quitó la camiseta, dejando ver su abdomen, y se quitó los pantalones. Se puso el pijama, el cual no le quedaba para nada mal. Matías se miró en el espejo que estaba en mi habitación.

-Bue, tampoco me queda tan mal- dijo Matías mientras se miraba.

-Matías, por la cresta, te queda súper bien- dije levantándome de la cama.

Matías se rió un poco.

-¿Qué hora es? -preguntó Matías.

Miré la hora en mi celular.

-Dios, son las 1:46 AM, no pensé que era tan tarde.

-¿Cómo que las 1:46? -dijo Matías sin creerlo.

Le enseñé la hora, y Matías quedó sorprendido.

-Qué tarde, y no tengo ni siquiera sueño.

-Sí, pero hay que estar a las 8 de la mañana allá, no vamos a dormir mucho- dije a Matías.

-Sí, mejor me voy a dormir.

Matías se despidió de mi con un beso en la mejilla y se fue a la otra habitación de al lado. Yo me puse mi pijama y programé la alarma a las 7 AM. Me quedé dormida de inmediato.

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