9_Floresta

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Sí, sus sentidos nunca se equivocaban, esos ruidos no eran animales sino humanos, olisqueaba el aire mientras se acercaban cautelosamente al lugar, oliendo un aroma familiar pero al mismo tiempo no lograba descifrar de qué se trataba.
El de pelo largo llegó a las afueras del lago, pero no se reveló, aún ocultándose entre los árboles y las sombras para ver quién invadía su territorio sin ser notado.
Miró el lugar, viendo a una persona sentada en el borde del mismo, de espaldas, arrojando piedras al lago que se hundían apenas tocaban el agua.

Era un niño, un chico bajito, con el pelo negro recogido y además llevaba una mascarilla rosa que impedía ver su rostro.
Estaba concentrado en tirar piedras al lago con una pequeña lámpara encendida a su lado, junto a una bolsa que también pensaba que era suya.
Tenía curiosidad por ese pequeño humano, ¿qué hacía aquí solo de noche? Pensó mientras se apoyaba en un árbol, inclinándose para verlo mejor. Había algo en ese chico que lo atraía, pero aún no podía decir qué era, su cabello, su silueta, está seguro de haberlo visto en alguna parte.

Sin embargo, ¿dónde?

- ¡Es hora de otra foto! - dijo el niño emitiendo una risa pícara mientras tomaba una máquina que colgaba de su cuello y se apuntaba a sí mismo.
Esa risa, o la has oído antes o te estás volviendo loco.
Sí, conoce la forma de reír del niño, pero ¿cómo escuchó esa risa tan hermosa y cautivadora? Luchó contra sus piernas que insistían en querer acercarse al pequeño humano que tanto le llamaba la atención.

Tenía tantas ganas de ir a preguntarle sobre tantas cosas, si se conocían, quién era el chico y de dónde lo recuerda, pero no podía acercarse, no podía arriesgarse a estas alturas.
Se asustó cuando vio ese extraño dispositivo en las manos del humano destellar en una luz fuerte y luego volver a apagarse, provocando mareos en su cabeza y visión borrosa, ¿qué diablos era esta máquina?
Se preguntó mientras se frotaba los ojos.

Cuando volvió a mirar al chico, había colocado el dispositivo en el suelo junto a las otras cosas, guardando el trozo de papel o algo así que salió de la máquina en su bolsillo, preparándose para volver a sentarse en su asiento cuando se sorprendió junto al oni con una voz que venía desde más lejos.
Más precisamente un grito de ayuda.

Era una voz masculina y provenía del bosque, llamando la atención del pequeño herrero quien rápidamente agarró su bolso, su lámpara y corrió hacia el llamado. Tokito dio un paso adelante, casi pidiéndole que no se fuera, estaba disfrutando viendo al chico.
Sin embargo, cuando se dio cuenta de que el otro ya estaba desapareciendo en el bosque, el cornudo salió de su escondite un poco decepcionado, pues el sol ya estaba cerca de salir por lo que necesitaba regresar a la cabaña.

Por primera vez en dos años está completamente seguro de haber reconocido a alguien que vio antes de su transformación, sin embargo su defectuosa memoria no quiso revelar quién era, y esto lo torturó porque no sabía si tendría la oportunidad de verlo de nuevo.
Sin embargo, al mirar donde estaba el otro, notó algo, había dejado esa extraña máquina atrás junto al lago. El demonio miró a su alrededor buscando algún rastro del niño, sin embargo no vio nada y ya estaba lejos y parece que no volverá a buscarla.

Se acercó al objeto, mirándolo sin cambiarlo, era sumamente curioso y diferente, nunca había visto nada parecido, se agachó para recogerlo del suelo con cuidado ya que parecía ser algo muy frágil.
Apartando su atención del dispositivo para observar el sol, estaba a punto de salir, por lo que necesitaba irse pronto. Y así regresó a la cabina, llevando la máquina en sus manos, analizándola mientras caminaba.

 Y así regresó a la cabina, llevando la máquina en sus manos, analizándola mientras caminaba

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El último demonio • ArmyotakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora