El último demonio • Armyotaku

10_Aterrorizante

El joven herrero estaba mirando la lápida de Tokito nuevamente, contándole todo lo que había sucedido recientemente, tenía su bolso en sus manos y una máscara en su rostro mientras planeaba recuperar la cámara del padre de Nanatsu y regresar a casa antes del atardecer.

- ¡Sé que es arriesgado! Pero no puedo dejar a mi amigo en problemas por mi culpa - explicó a la lápida como si el pilar pudiera oírlo - y regresaré antes de que oscurezca para que no haya peligro.

Se sintió un poco asustado cuando vio la foto mostrada por Paan, pero no se rendirá por ella. Al contrario, sólo despertó su curiosidad, porque si la criatura lo encontró y lo estaba observando, ¿por qué no atacó?
- Este monstruo nos ha estado aterrorizando desde hace algún tiempo. Sería mucho más sencillo si estuvieras aquí, ¡apuesto a que podrías acabar con él en un abrir y cerrar de ojos! Habló, insinuando golpes de espada con sus manos, imaginando que actuaba como un cazador.

Muichiro era increíble a los ojos de Kotetsu, aunque no lo había visto pelear muchas veces conocía su fuerza. Y las pocas veces que vio al otro usar su machete vio una habilidad incomparable, realmente era el mejor cazador que jamás había conocido.
- Tokito-San, te extraño...
Aunque tengo amigos, todavía siento un vacío en el pecho - a veces, entre toda la gente del pueblo, me sentía solo.

El señor Kanamori ya le dijo que no debería sentirse así, él era joven y sus amigos estaban disfrutando de su temprana adolescencia, mientras que él estaba atrapado en el tiempo atrapado con alguien que murió en su infancia. ¿Deberías conocer gente nueva de tu edad?
¿Igual que otros chicos que hablan de cosas ilícitas como cómo te cambian el vaso? ¿Y sobre qué chica tiene más pechos?... Ew, las cosas de adolescente eran horribles.
Regresó a la realidad cuando recordó que si quería regresar a casa antes del atardecer debía darse prisa y ajustar rápidamente su bolso al hombro.

Q- ¡Hasta mañana Tokito-San! - rápidamente le dio la espalda y salió apresuradamente hacia la entrada del pueblo.
Cada vez que tenía su monólogo con la lápida del pilar terminaba perdiendo la noción del tiempo con la cabeza en las nubes pensando cosas y más cosas, aunque no había respuestas siempre tenía muchas cosas de qué hablar con Tokito.

Sólo deseando al menos una vez volver a escuchar la voz del otro.

El de las puntas claras se sentó en el suelo de la vieja cabaña, esperando que el sol se pusiera en un lugar donde los rayos del día no pudieran alcanzarlo, jugueteando con esa extraña máquina tratando de descubrir y comprender cómo funciona su compleja mecánica. ya que era lo único que tenía que hacer: mantenerse entretenido en ese lugar.
Presionó uno de los botones con miedo y no pasó nada, luego otro y otro, nada.
¿Esta roto?
Pensó, girando el lente hacia su rostro, tal como vio hacer al chico, parecía un ojo oscuro y profundo, incluso un poco aterrador. ¿Esta cosa extraña te está mirando?

Estaba harto de aquel inútil artilugio, así que lo sacudía con impaciencia mientras apretaba todos los botones sin ninguna delicadeza, realmente era inútil. Eso fue lo que pensó cuando una fuerte luz emanó del equipo justo en sus ojos, haciéndolo inmediatamente dejarlo caer al suelo para cubrir sus sensibles orbes, girando su rostro y dejando escapar un ruido de insatisfacción.
- ¡Cosa irritante y sin sentido!
- furioso le quitó el objeto, no tocará más esa máquina, no tenía nada interesante que valiera la pena.

Sin embargo, sin ella, tenía que volver a aburrirse, mirando el techo de esa vieja y poco interesante cabaña hasta que se puso el sol y luego deambulando sin rumbo por el bosque, con sólo sus pensamientos acompañándolo.
- Qué... aburrido - dijo, observando la nada a su alrededor sin ningún entusiasmo.

Bueno, fue sólo otro día frustrado como cualquier otro.

El de la máscara rosa caminó por el bosque dirigiéndose hacia el lago donde había dejado la cámara. Miro a su alrededor admirando el bosque, los árboles por donde pasaban pequeños rayos de sol, las hojas y el sonido de los pájaros cantando, hasta que no estuvo tan mal durante el día.
En realidad fue hermoso y relajante.
Caminé disfrutando de la brisa con el aroma de las flores, parecía que ni siquiera era el mismo bosque aterrador e incómodo de antes.
Caminó lentamente, escuchando los fuertes sonidos de sus pasos sobre el pasto hasta ver el claro al que quería llegar.

Se acercó a ella hasta que entró y vio el lago de aguas tranquilas, brillando a la luz del día en un hermoso tono de azul claro y cristalino. Algunas flores silvestres adornaban el pasto a su alrededor, durante la noche no eran tan visibles, sin embargo durante el día eran muy llamativas, con sus hermosos colores y variadas formas. Cualquiera que lo viera diría que había encontrado el jardín secreto del paraíso.
Y pensar que ese lugar era altamente peligroso.

Se dirigió a la orilla del lago donde la noche anterior se sentó a tirar piedras, miró entre la hierba y las flores.
No estaba ahí y eso le causó un poco de pánico al niño, porque ¿dónde más estaría la cámara si no ahí?
- ¡¿Y ahora que hago?! ¿Dónde podría estar ella? - se dijo a sí mismo, ya que no había estado en ningún otro lugar excepto este.
De cualquier manera, no regresará a Nanatsu con las manos vacías, necesitaba encontrar esa cámara. Por eso decidió mirar a su alrededor, ya que ella no podía estar muy lejos.

Buscó por todas partes en ese claro y no encontró nada. Maldita sea, necesitaba hacer esto pronto o la noche caería y él todavía en el bosque, pero ¿dónde podría estar?
Estaba a punto de darse por vencido cuando vio un edificio un poco dentro del bosque, pero visible desde el claro. Sí, era una cabaña, tal vez alguien vive allí y encontró la cámara, era un resto de esperanza.

Acercándose a la cabaña intentó ver el interior a través de la ventana, estaba extrañamente oscuro y silencioso. ¿El residente está al tanto de los ataques en ese bosque? ¿O es simplemente una casa abandonada, ya que desde fuera parecía muy antigua?

Pero no le quedó más remedio que intentar algo, pensó, tocando un par de veces la puerta de madera, un poco asustado de lo que habría al otro lado.

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