Capítulo9 A mí nadie me manda

28 13 32
                                    

Hola hola como veréis he adelantado la actualización y todo es gracias a una nueva amiga que me ha devuelto la ilusión y a conseguido que publique con tanto gusto así que para agradecerle a ChaosPiscis19  os tengo preparado una maratón de 3 capítulos gracias por aparecer mi niña

—Nunca te había visto correr —me comenta mientras nos dirigimos hacia nuestras motos, después de quedar con los demás para irnos a la fiesta que siempre dan en honor al ganador.
—Ya, es que llevo casi nueve años sin correr. Es una larga historia.
—Espero que me la cuentes algún día —me dice acariciando mi moto como si fuera una joya preciosa y observándola con admiración.
—Eres muy buena, nadie me había ganado hasta hoy.
—Ya, pero yo soy especial —le digo riéndome, intentando no delatar el nerviosismo que me provoca todo esto.
—Sí que lo eres, sí —me contesta pensativo, haciendo caso omiso de mi risa.

Nos ponemos los cascos arrancando las motos en dirección al almacén donde se celebraba la fiesta.
No bebí nada, al fin y al cabo, estaba de servicio. Todos querían saber quién era el Fantasma, pero Thomas se negaba a decir su nombre, solo yo y Erika lo sabíamos, no le podía ocultar casi nada ahora que había vuelto los chismorreos, no se dejaron esperar al ver al gran campeón el Fantasma, besar a la nueva cam- peona y todo el mundo ovacionaba y se divertía sin ningún problema, en cambio, yo me alejo, necesito ponerme en marcha, así que voy a buscar a Marcus, mi antiguo camello.

—Hola, Marcus —dije medio coqueta.
—Mía, cuánto tiempo sin verte, pensé que te habías muerto o algo
—Qué más quisieran algunos.
—¿Qué?, ¿cómo va la cosa?
—Bien, aquí celebrando, como siempre.
—Ya, ya te veo.
—Oye, no todos cambiamos como lo hiciste tú. —En ese
momento esa frase me confirma que aún vende, así que intento ganármelo para ver si a través de él llego a algo.
—Bueno, ¿quién te dice a ti que no he vuelto a cambiar? Vuelvo a ser la misma, Marcus, y de hecho necesito algo para divertirme un rato.
Marcus me mira con una cara de asombro y suficiencia.
—Mía, llevas casi nueve años limpia, ¿de verdad quieres volver ahora?
—Marcus, Marcus, Marcus, ¿de verdad que me has olvidado o acaso no recuerdas que para estar limpia necesito una razón? Así que no me vengas con morales ahora, que eres el menos indicado.
—Wow, tranquila Fierecilla. —Me sobresalto al oír mi antiguo apodo.
—Sabes que yo siempre tengo lo que quieras. Y a mí me conviene que hayas vuelto, nadie es tan generoso como tú.
Mi piel se eriza mientras lo escucho recordarme la mierda que era, pero tengo que controlarme, no puedo estropearlo ahora. La noche pasa rápido entre música, Thomas y Erika, la verdad que lo he pasado bastante bien.

Varios camellos intentan vendernos algo, pero Thomas no me dejaba ni acercarme, de hecho, casi monta una pelea con uno de ellos y me fastidia una compra
que me hubiera sido de gran ayuda en la investigación.
—¿Se puede saber qué haces? —le pregunto enfadada.
—¿Para qué quieres esa mierda, Mía?
—No es tu problema, Thomas.
—¡¡¡Sí, sí es mi problema, niñata!!!
—No lo es, imbécil, ya soy mayorcita como para que me vengas ahora a decirme lo que está bien y lo que no —le grito en su cara con una rabia que no sentía desde hace años.
—Sí, es mi problema, ¡mierda! —me grita de vuelta con la misma rabia.
—Es mi problema porque te quiero.
Los dos nos quedamos mirándonos boquiabiertos; él, esperando una respuesta, y yo sin saber qué responder.

El pánico se apodera de mí, no me lo puedo creer, no quiero creérmelo y con lágrimas asomando imperceptiblemente le digo:

—¡¡¡Eres un idiota!!! —Me doy la vuelta, me pongo el casco antes de que mis ojos me traicionen y salgo hacia mi moto, arranco quemando rueda y me voy dejando atrás a un Thomas gritando mi nombre desesperado.
El viaje sin destino definido está repleto de rabia, dolor, lágrimas que nublan mi vista. Mi mente me juega malas pasadas, trayéndome imágenes de Daniel y yo felices, la primera vez que me dijo te quiero.

Change --Ya en Físico en Amazon y La casa del libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora