Capítulo11 Un rubio o un moreno?

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El sueño me está venciendo, pero el sonido estridente de la alarma me hace rabiar y esa es mi última señal de que tengo que despertar.

Los nervios se apoderan de mi cuerpo de nuevo al recordar el operativo que hoy emprendería y del que no sé nada prácticamente, tan solo el objetivo: Marcus.

Me bajo de la cama, me doy una ducha y me preparo para ir a la uni. El negro me caracteriza y siempre lo ha hecho en mis peores momentos, así que mi vestimenta es tan básica que me queda hasta bien, nunca me había considerado una persona hermosa, pero hoy me siento así.
El camino a la universidad se me ha hecho más corto que lo normal.
Al llegar al aparcamiento miro a todos lados y veo al lado del árbol donde siempre nos quedábamos Thomas, Emily y Enrique.
Aparco y al bajar, todos me miran asombrados, y eso me hace sentir incómoda. Me acerco a mis amigos y Thomas, mirándome fijamente, esboza una sonrisa de admiración como si hubiera visto lo más bonito del mundo.

Me es difícil no corresponderle, pero como si me conociera, lee la angustia de mis ojos.
—Mía, ¿todo bien? —me pregunta cambiando su semblante por uno más frío e inquisitivo.
—Todo bien, Thomas —le contesto desviando mi mirada, mi respuesta no le convence, pero no insiste y lo agradezco. Hoy no tengo ganas de mentir, pero mi pensamiento se desvanece y como si todo el karma estuviera en mi contra, un coche flamante aparca frente a nosotros con un frenazo que hace chirriar sus ruedas.

Todos miran con confusión y algunos con rabia, otros con envidia hacia el que está en el coche, la mayoría con curiosidad por saber quién es el loco que está detrás de esa entrada triunfal, ya que los cristales tintados no dejan entrever la identidad del conductor.
El motor se para en seco y la puerta del conductor se abre y baja un chico casi tan impresionante como el coche: rubio, al- to, con los músculos perfectamente definidos bajo su camiseta de manga corta apretada a su torso, su andar seguro inspira autoridad y autoconfianza, pensé que mi boca no se podría abrir más, pero cuando llega enfrente mía, su gesto hace que mis piernas tiemblen y que mi sorpresa llegue a un nivel que jamás creía posible.

Sus manos se posan en mi cintura y en mi nuca, haciendo que una tensión tremenda recorra mi cuerpo y sus labios se juntan con los míos en un beso tan violento como tierno; por un segundo, el mundo se detiene y en ese instante solo existe la energía que fluye entre nosotros.
Todos a nuestro alrededor están mirando con la boca abierta, sobre todo de las chicas con celos de que ese dios rubio se haya parado justo conmigo.

Cuando sus labios dejan los míos, los ojos azules de Eddy Presscot se abren de par en par detrás de las gafas de sol que los cubren tan sorprendidos como los míos, y sus labios, ahora libres pero rojos e hinchados por corresponderle a su salvaje beso, dibujan la sonrisa más hermosa que había visto en años.
—Hola, nena —me suelta respirando agitadamente y apoyando su frente en la mía.
—Hola —le respondo en un susurro apoyando mis brazos en su pecho y sonriendo sin querer.

Una voz nos saca de la burbuja que sin querer habíamos construido alrededor de nosotros y eriza mi piel hasta el punto de
doler.
—¿Y tú quién coño eres?
La voz de Thomas, ajena a nuestra postura, se oye rebosante de odio y rencor.
Cogiéndome de la cintura y tomando una posición protectora, Eddy me vuelve hacia Thomas para contestarle.

El panorama es espeluznante, nunca había visto los preciosos ojos de Thomas tan ensangrentados y llenos de asco y repugnancia, sus manos apretadas en puños, marcando las venas de tal manera que parecían explotar de un momento a otro, temblaban incontrolable- mente.
Ese gesto me recordó tanto a Daniel, pero mi recuerdo se ve interrumpido por la contestación de Eddy.
—Soy su novio —le contesta el otro ignorando deliberadamente su reacción y la mía.
De repente, la rabia de Thomas se transforma en decepción, su mirada se enturbia más si es que eso es posible y me mira a mí. Veo sus lágrimas aflorar y a él intentando controlarlas.
—¿Es verdad eso, Mía? —me pregunta con la voz medio apagada, pero con sus ojos tan clavados en mí que siento cómo me está quemando el alma y eso hace que mis propias lágrimas afloren, pero las controlo apretando la mano de Eddy para cogerme con fuerzas y aferrarme a la triste realidad.
—Sí, Thomas, es verdad. Te presento a Eddy —le digo intentando esbozar una sonrisa mientras me vuelvo hacia Edward para desconectar mi alma de Thomas.
—Eddy, estos son mis amigos, Thomas, Emily y Enrique. —El ambiente se puede cortar con una catana y la mirada de rabia de Thomas ha vuelto.
—Hola, chicos, encantado de conoceros.
Emily sale de su trance e intentando normalizar la situación saluda a Eddy de forma amigable, en cambio, Enrique contesta con un simple hola, antes de coger su mochila y la de Thomas.
—Nosotros nos vamos —nos dice cogiendo a Thomas por el hombro.
—Tenemos cosas que hacer. —Su cara es de decepción y Thomas se aferra a él como un niño mal herido a su padre, como si ahora mismo esa fuera su única salvación y se marchan.
En ese momento todo el peso de la situación y cada mirada, cada gesto, me caen encima como un balde de agua fría, haciendo que toda mi fuerza se fuera y las lágrimas brotaran como un río desbordándose e inundando toda mi cara, me aferro a lo único que tengo cerca, sin importarme nada, me acurruco en los brazos de Eddy y dejo las lágrimas salir sin pensar en nada más que lo mucho que me duele la reacción de Thomas.
—Mía, ¿qué pasa? ¿Quién era ese chico? —me pregunta Edward y me hace volver en mí, dándome cuenta de que me está consolando.
—Amm, nadie, bueno, no sé cómo explicarlo —le digo sorbiendo mi nariz y alejándome un poco de él. No me había dado cuenta que solo estábamos los dos en el campus.
—Tranquila, esto será temporal, lo siento por no avisar, pero necesitaba que tu reacción fuera real, ya sabes.
—Espero que se pueda arreglar.
—Tranquilo, Eddy, no hay nada que arreglar —le contesto limpiando mi cara, cerrando mi alma y tirando la llave del sitio donde mis sentimientos por Thomas están perfectamente encerrados.

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