Capítulo IX

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—¿Dónde la has encontrado? —Chiara, poniéndose de pie para ayudar a Ruslana a guiar a Violeta a una silla.

—Afuera con Diane y sus compinches.

—Sí, eso se nota. ¿Cómo ha llegado hasta ellas?

—No lo sé. Ella se ha de haber imaginado lo que estaban haciendo afuera y debió de haberse invitado sola, supongo.

—He oído lo del gayradar, pero de un ¿drogaradar? —La escritora negó con la cabeza. —Y tú pensabas que sería buena idea que ella viniera con nosotras. Debería haberse quedado en casa

Ruslana miró a la mujer senmiconsciente sentada sobre la silla enfrente de ella. —Sigo pensando que ha sido una experiencia positiva para ella. Vamos, la llevamos al coche.

—¿Y cómo hacemos eso? —Chiara preguntó al poner un brazo alrededor de la mujer más pequeña. —Violeta... Violeta, es hora de irnos. ¿Crees que puedes levantarte?

—S-sseguro. .Agarrando el brazo de Chiara para apoyarse, la stripper se puso ella misma de pie. Se balanceó por un momento antes de agarrar el brazo de su compañera de apartamento con ambas manos. —Mierda, creo que he bebido más de lo que pensaba.

—Más bien has fumado de más, creo. —Chiara masculló. —¿Ruslana, la aguantas del otro lado?

—La tengo. Vamos.

—Puedo caminar. —Violeta protestó, no queriendo ser ayudada a salir del bar.

—Sí, caminar directa contra la pared, querrás decir. —Chiara dejó que su agitación se notara en su voz. Su agarre jamás disminuyó mientras se conducían a la puerta. —Se nota que ésta ha sido una muy buena experiencia para ella, Rus. —Usó su cadera para empujar y abrir la puerta. —Ahora ella tiene un nuevo sitio para conseguir sus drogas

—Tú sabes que Diane no vendería a nadie marihuana.

—¿Vender? ¿Has visto la manera en que todas se comportaban alrededor de ella hoy? Si Violeta dijese que ella quería algo de marihuana, estoy segura que, al menos media docena de mujeres, se la ofrecerían.
Oh, eso sí que es algo positivo. Violeta ha aprendido que puede seducir a las mujeres para conseguir bebidas gratis. —Chiara hizo una pausa en su discurso el tiempo suficiente para abrir la puerta trasera de la "Cosa." —Creía que la pobre Alex Duncan iba a tener un orgasmo allí mismo, en medio del campo de juego cuando Violeta se quitó su blusa.

—Eso fue muy divertido, ¿No te parece? Me alegro de que ella no lo haya hecho otra vez en la pista de baile.

—No intentes cambiar el tema, Rus. —Juntas ayudaron a la letárgica Violeta a entrar en el asiento trasero. —¿Cómo coño esto va a ser una experiencia positiva para ella?

—Pensé acerca de lo que me contaste de sus pesadillas y la manera de cómo se sentía respecto a los hombres. —dijo Ruslana, apoyándose contra el lado del coche anaranjado. —¿Crees que ella es capaz de relajarse tanto así alrededor de un grupo de personas?

—¿Relajarse de la manera de que ella se tenga que emborrachar?

—Pon a un lado el vicio de la bebida y la marihuana por un minuto. La semana pasada ella ni siquiera salió de su cuarto cuando tuviste visita en casa. Hoy ella vino al juego de softbol con la más mínima resistencia y aparte asistió a un bar de lesbianas. Se relajó y se divirtió, aún antes de que ella comenzara a beber. —Miró a Violeta, quien ponía el máximo empeño por ponerse derecha en el asiento. —Creo qué me voy a ir en la parte trasera con ella.

—Bien, así me puedes avisar si ella decide volver a decorar la tapicería. —Chiara abrió la puerta del conductor. —¿Pasarás la noche en mi apartamento?

El corazón de VioletaKde žijí příběhy. Začni objevovat