Capítulo XIV

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Violeta presionó el botón de "eject" y metió otro CD en el estéreo mientras mantenía su atención en el tráfico. Estaba retrasada y estaba ignorando los límites de velocidad con el propósito de llegar a tiempo. La conversación sobre el postre fue convirtiéndose en innumerables temas
diferentes y se encontró con cierta dificultad para salir del lugar. Así que, tuvo que ir al menos a veinte millas sobre el límite de velocidad a manera de lograr llegar al club a tiempo para cuando abrieran las cortinas del escenario.

Cuando entró con su coche al estacionamiento del Iugar, frunció sus labios. EI lugar estaba lleno de coches y ella sabía que los pocos espacios que había en la calle estaban igual de llenos también. Una mirada sobre el toldo del club explicó el por qué. En letras negras en contra del plástico blanco iluminado estaba anunciado que el Tom Cat Club ofrecería luchas en lodo esta noche. Oh
mierda. Justo lo que me faltaba. Los usuales clientes que iban serían reemplazados por un grupo de bebedores compulsivos de cerveza, hombres que vomitaban y que generalmente no podían abstenerse de enfrascarse en peleas al menos tres veces durante la noche. Los rebotadores adicionales fueron requeridos para la lucha de lodo después de que una noche una de las mujeres fuera atacada en el lodo por un calenturiento borracho varios meses atrás. Violeta odiaba trabajar en este tipo de eventos. Pues el hostigamiento sexual era mayor. Encontrando un lugar pequeño detrás de un contenedor, estacionó su coche y corrió hacia la puerta trasera. Tuvo que tocar varias veces antes de que la puerta de emergencia se abriera.

—¿Dónde coño estabas? —Rick demando. —Entras en cinco minutos.

—Tráfico. —ella expresó con un gruñido, atropellándolo y yendo rápidamente caminando por el vestíbulo hacia los vestidores. Ella casi alcanzaba la puerta cuando un fuerte agarre en su brazo la
detuvo en seco.

—Necesito verte después de tu primera presentación.

—¿Para qué?

—Búscame después de la presentación. No tenemos tiempo para hablar de eso ahora. é—l dijo, soltando su agarre.

—Genial. —¿Y ahora que cojones he hecho? Ella pensó para sí misma mientras entraba al vestidor. Paró repentinamente cuando vio a Mónica parada enfrente del espejo. —¿Por qué estas vistiendo así?

—Oh gracias a Dios que estás aquí. Rick volvió a cambiar el número de apertura. Vamos a presentar el número de la reina del sombrero primero, luego el de las pollitas.

—Eso es una gilipollez. —ella se quejó, quitándose su tanga de tiritas y tomando el traje de spandex. —Cuesta el doble de tiempo meterse dentro de ese traje de cuero que en ese. Necesitaremos un intermedio largo. —Ella subió el elástico material por sus muslos. Mierda esto está muy ajustado.
Será mejor dejar de comer molletes.

—Creo que él va a presentar la primera lucha entre nosotras.

—Oh no, estás de coña. —Violeta hizo una pausa cuando estaba metiendo su brazo a través de una manga. —¿Acaso está loco?

—Él dice que así puede ofrecer dos luchas adicionales. —Mónica se encogió de
hombros. Un golpe fuerte en la puerta anunció la creciente impaciencia de Rick.

—Ya vamos. —Violeta gritó, sacudiendo con fuerza su brazo para terminar de colocar el traje. Ella aún no había pisado el escenario y ya estaba temiendo por la noche que iba a ser.

Violeta tenía razón para estar intranquila esta noche. El anuncio de mujeres forcejeando sobre lodo aseguraba el hecho de que habría muchos borrachos alborotados. Varias mesas se llenaron con miembros de una fraternidad de una universidad local. Mirando a hurtadillas hacia fuera a través de la cortina del escenario, vio un mar de sudaderas rojas con letras griegas en ellas, las mesas llenas de botellas de cerveza. Mierda. Otra mirada por el lugar le mostró con súbita desazón que solo había un rebotador y no dos colocados cerca del escenario. Fantásico, realmente
fantástico. Por qué no simplemente ponemos un letrero que diga "ataque a las bailarinas, no nos importa". Ella bajó y tiró fuertemente el traje de spandex acomodándolo en su entrepierna. Mónica subió detrás de ella. —No se ve nada bien, ¿Verdad?

El corazón de VioletaWhere stories live. Discover now