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META: 601 comentarios.

Espero que les guste el capítulo. 

Love u all 💕

01 de agosto 1897

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01 de agosto 1897.
Spitalfields, Londres.

El sol de las mañanas no llegaba a alcanzar su apartamento por el edificio que tenían junto a su ventana y que lo bloqueaba, por lo tanto, incluso aunque el reloj ya empezaba a marcar las ocho, la penumbra en la habitación hacía que parecieran tan solo las cinco.

Roland fue el primero en despertar como de costumbre sin necesidad de que nadie lo llamara y se frotó los ojos con su mano libre y miró a su lado, hacia Peter.

Se habían movido en algún momento de la noche, pero seguían abrazados. De hecho, Peter estaba recostado contra su pecho, extendiendo un brazo sobre su abdomen y Roland tenía el suyo atrapado debajo de su cabeza para que lo usara de almohada.

Sonrió sin poder evitarlo y estudió su rostro dormido. Despertar nunca había sido tan agradable y, sin embargo, era también aterrador, porque no debía sentirse tan cómodo a su lado o dejar que su mente confundiera las cosas y creara ideas y sueños que no podía consentir.

Se apartó con cuidado de no despertarlo para poder dejar la cama y tuvo que moverse lentamente para trepar sobre su cuerpo sin tocarlo y alcanzar a ponerse de pie. Debía estar cansado o tener el sueño profundo, porque Peter no despertó y tan solo se giró en el lugar para seguir durmiendo.

Lo cubrió con las mantas y revisó la hora en el reloj de bolsillo que había sobre la mesa. Todavía no eran las ocho, así que supuso podía dejarlo dormir otro rato en lo que él iba hacia la letrina a hacer sus necesidades y preparaba algo para el desayuno.

Se puso su ropa antes de dejar la casa, su pantalón de vestir por encima de sus pantaletas blancas, una camisa y su chaleco gastado y al cual se le salió un botón mientras lo abrochaba. Maldijo, lo dejó en la mesa para coserlo más tarde y se calzó sus zapatos de camino a la puerta.

El edificio estaba silencioso cuando asomó al corredor y se detuvo a cerrar a su espalda sin trancar. Bajó las escaleras, con el ruido de la madera como su único compañero y cuando asomó a la calle, la encontró bastante tranquila, aunque ya fueran a dar las ocho.

Los domingos eran así incluso en Londres, supuso mientras recorría el callejón hasta la letrina y estudiaba el entorno. Algunos mendigos seguían durmiendo en las calles, la mayoría de las casas y apartamentos todavía tenían todas sus cortinas cerradas y nadie despertaba hasta las ocho o las nueve, para asistir a misa a las diez y descansar el resto del día.

Le alegró que no hubiera ninguna fila para usar la letrina y pudo entrar y salir rápido y regresarse a la casa caminando cuando ya habían dado las ocho y comenzaba a notarse un poco más de movimiento en los alrededores.

Vidas Cruzadas El ciclo. #4 EN DESARROLLO +18. BORRADORWhere stories live. Discover now