Capítulo cuatro: Pinceles bajo la Luna

57 17 6
                                    


🌿🌿🌿


El crepitar de la fogata iluminaba el lugar cerca de su hospedaje con destellos danzantes, mientras su luz parpadeante jugueteaba con las sombras de la noche. La luna llena, imponente en el firmamento, arrojaba su resplandor plateado sobre la escena, dotando al ambiente de una atmósfera mágica y envolvente. Mateo y Mi-Jeong se encontraban inmersos en una atmósfera de creatividad y complicidad. Mateo tocaba una melodía lenta y melancólica en su guitarra, mientras que los colores en la pintura de Mi-Jeong cobraban vida bajo la luz plateada de la luna.

—¿Qué te llevó a viajar por el mundo? —preguntó Mateo, con la curiosidad brillando en sus ojos, mientras sus dedos continuaban acariciando las cuerdas de la guitarra con maestría.

Mi-Jeong, con una sonrisa evocadora, rememoró sus experiencias con una chispa de emoción en su mirada. —Oh, he viajado a muchos lugares —comenzó, sumergiéndose en recuerdos lejanos. —He vagado por las calles de Tokio, aprendiendo el arte ancestral del origami; me he perdido entre las ruinas de Roma, donde la historia y la modernidad se abrazan en un beso eterno; y en Australia, desafié las aguas con tiburones y abracé la ternura de los koalas.

Una risa contagiosa escapó de los labios de Mateo ante la última anécdota. —¡Nadar con tiburones y koalas suena como una aventura de ensueño!

—Lo fue —asintió Mi-Jeong con una mezcla de nostalgia y alegría. —Pero también tuve mis momentos vergonzosos, como cuando intenté hablar italiano y terminé pidiendo una pizza con forma de zapato.

Ambos compartieron una carcajada, deleitándose con la conexión que florecía entre ellos.

De repente, Mateo detuvo su melodía y clavó su mirada en Mi-Jeong con una curiosidad genuina. —¿Qué significa tu nombre, Mi-Jeong?

Mi-Jeong pareció reflexionar por un momento, tratando de encontrar las palabras adecuadas en español. —Mi nombre significa 'belleza y pureza' en coreano —explicó con una suave inflexión. —Es un nombre muy común en mi país—.

Mateo asintió con admiración. —Es un significado hermoso —admitió sinceramente. —Pero, ¿cómo se pronuncia correctamente?—

Mi-Jeong sonrió, dejando que las palabras fluyeran en su idioma natal, mientras Mateo la escuchaba atentamente, capturando cada gesto y entonación con un brillo de fascinación en su rostro. Intentó pronunciar el nombre de Mi-Jeong correctamente, pero sus intentos fueron recibidos con risas juguetonas por parte de ella.

Mateo reflexionó por un momento, buscando una solución. —¿Qué tal si te llamo 'Mimi'? Es más corto y fácil de recordar.

El rostro de Mi-Jeong se iluminó con alegría ante la propuesta. —¡Me encanta! 'Mimi' suena perfecto —respondió con entusiasmo.

Mientras la conversación entre Mateo y Mi-Jeong fluía bajo el resplandor de la luna, el aroma tentador de la cocina comenzó a filtrarse en el aire, envolviendo el claro en una danza de fragancias exóticas. Pronto, una figura conocida emergió de la penumbra, llevando consigo una bandeja repleta de sabores exquisitos.

—¡Doña Clara!—, exclamó Nicolás con una sonrisa acogedora, —ha traído algunas comidas para que las prueben—.

Doña Clara, con una sonrisa cálida en el rostro, anunció su llegada con entusiasmo. —¡Chicos, les he traído una sorpresa especial! Aquí tienen una muestra de la deliciosa gastronomía local: ceviche, empanadas, yuca frita y mucho más—.

Los ojos de Mateo y Mi-Jeong se iluminaron ante la vista y el aroma de los manjares locales.

—¡Doña Clara, esto se ve delicioso!—, exclamó Mateo con genuina emoción mientras observaba los platillos sobre la bandeja. —¡Gracias por compartir esto con nosotros!—

Caminos entrelazadosWhere stories live. Discover now