Capítulo trece: Entre las garras de la selva

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Bajo el manto verde de la vegetación exuberante, el destino de Mateo y Mi-Jeong parecía suspenderse en un silencio tenso y expectante. Cada hoja temblaba con premonición, cada animal se mantenía en alerta, como si supieran que algo extraordinario estaba a punto de suceder. En medio de esa quietud cargada de electricidad, Mateo se lanzó hacia adelante con un coraje que desafiaba a la misma naturaleza. Sus músculos tensos, su mente enfocada únicamente en proteger a Mi-Jeong, quien yacía vulnerable en el suelo. Con un grito de guerra que resonó en el ambiente, se interpuso entre el jaguar y su amiga, dispuesto a enfrentar cualquier repercusión con tal de mantenerla a salvo.

La bestia blanca y manchas negras, con sus garras afiladas y sus colmillos relucientes, se preparó para el ataque. Cada músculo de su cuerpo vibraba con la anticipación de la lucha, su mirada feroz clavada en Mateo, quien se mantenía firme frente a él. En ese instante, el tiempo pareció detenerse.

Con un gruñido ensordecedor, el animal se abalanzó sobre Mateo, su velocidad y ferocidad eclipsando todo a su alrededor. Pero Mateo estaba preparado. Con un movimiento ágil y preciso, esquivó el primer embate del felino, girando sobre sí mismo y contraatacando con una fortaleza implacable. Su rama se convirtió en un arma improvisada, golpeando al enemigo salvaje con fuerza y precisión en un intento desesperado por mantenerlo a raya.

La batallas fue intensa y salvaje, con el sonido de gruñidos, rugidos y golpes resonando en toda la densa vegetación. Mateo y el jaguar se enfrentaron con una ferocidad que desafiaba toda lógica, cada uno decidido a salir victorioso de aquel confrontamiento. El felino, con su destreza felina y sus poderosas garras, lanzaba embates furiosos contra Mateo, quien respondía con movimientos ágiles y golpes certeros con su rama. La tensión en el aire era palpable, mientras ambos contendientes se movían con una agilidad sobrehumana, cada uno buscando una apertura en la defensa del otro.

Mientras tanto, Mi-Jeong, desde su posición en el suelo, observaba la escena con los ojos llenos de miedo. Cada golpe y cada esquivada de Mateo avivaba una llama de admiración y gratitud en el corazón de Mi-Jeong. A pesar del terror que la paralizaba, su confianza en él crecía con cada gesto de valentía, formando un lazo indestructible entre ellos en medio del caos y el peligro.

En un momento de descuido por parte de Mateo, el jaguar logró desarmarlo con un rápido movimiento de sus garras afiladas. La rama se partió en dos bajo el impacto, dejando a Mateo momentáneamente desprotegido ante el violento ataque del felino blanquecino. Con un rugido triunfante, el gato salvaje se abalanzó una vez más sobre Mateo, sus garras extendidas y sus colmillos al descubierto, listo para infligir un daño mortal.

En un acto de desesperación, Mi-Jeong se arrastró hacia adelante, sus manos buscando frenéticamente cualquier objeto que pudiera utilizar como arma. Sus dedos se cerraron alrededor de una piedra afilada, y con un último esfuerzo, la levantó y la lanzó con todas sus fuerzas hacia el felino.El golpe sordo de la piedra contra el costado del felino resonó en el aire, pero el animal parecía ignorar a Mi-Jeong por completo, como si no representara ningún tipo de peligro. En cambio, sus ojos amarillos estaban fijos únicamente en Mateo, concentrados en su próxima movida con una ferocidad implacable.

Cuando parecía que el jaguar tenía la ventaja, un siseo estridente y repentino en la maleza desvió su atención por un instante crucial, dando a Mateo la oportunidad que necesitaba para contraatacar con una ferocidad renovada. Se lanzó hacia adelante, sus músculos tensos y su mente enfocada únicamente en proteger a Mi-Jeong, quien todavía seguía tirada en el suel con ojos llenos de horror. Sus manos buscando desesperadamente algo con lo que defenderse. Sus dedos encontraron una rama caída cerca de sus pies, y con un movimiento rápido, la levantó y la utilizó para golpear a la bestia en el costado, desviándolo de su trayectoria de ataque.

Caminos entrelazadosWhere stories live. Discover now