Tercer interludio: Kim Mi-Jeong, La viajera

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Kim Mi-Jeong (김미정)🕊️


El nombre "Mi-Jeong" es de origen coreano. En coreano, "Mi" (미) puede significar "belleza", "hermosura" o "bello", mientras que "Jeong" (정) puede tener varios significados, como "sentimiento", "espíritu", "afecto" o "corazón". Por lo tanto, en conjunto, "Mi-Jeong" podría interpretarse como "belleza con un buen corazón" o "belleza con sentimientos profundos". Los nombres coreanos a menudo se eligen por su significado y belleza sonora.


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En el bullicio de la ciudad de Nueva York, Mi-Jeong caminaba cerca de la Quinta Avenida con paso firme entre las multitudes, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. Con el ruido de los coches y el bullicio de la gente como soundtrack de fondo, Mi-Jeong finalmente llegó a su refugio temporal, un modesto apartamento anidado en el corazón de la gran urbe, cerca de la intersección de la Calle 42 y la Avenida Lexington. Al cerrar la puerta tras de sí, se dejó envolver por la calma relativa del hogar citadino, donde los sonidos de la metrópolis eran solo un ruido lejano.

Después de deslizar sus zapatos cansados a un lado de la entrada, Mi-Jeong se dejó caer con un suspiro en el acogedor sofá, sintiendo el suave roce de la tela contra su piel fatigada. Inspiró profundamente, permitiendo que la tranquilidad del ambiente contrastara con el bullicio exterior de las calles de Nueva York. Fue entonces cuando el timbre insistente de su teléfono rompió la paz, anunciando la llamada inminente de su madre. Observó la pantalla de su celular, donde marcaba las 18:15. Con un cálculo rápido, dedujo que en Seúl serían las 08:15 del día siguiente, viviendo un día en el futuro, como si estuviera adelantada en el tiempo, algo que no es de extrañar tratándose de su madre. Con un gesto de resignación y curiosidad, Mi-Jeong levantó el teléfono para contestar.

—¡Hola, mamá! —dijo Mi-Jeong en coreano, su tono de voz revelando una mezcla de sorpresa y cansancio.

—¡Hola, hija! —respondió su madre desde el otro lado de la línea. —Lo siento mucho por no haber podido llamarte antes, he estado muy ocupada con tu padre.

—Está bien, mamá. Yo también he estado bastante ocupada, —respondió Mi-Jeong, tratando de sonar optimista a pesar de su agotamiento.

La conversación comenzó de manera incómoda, con Mi-Jeong tratando de mantener el interés mientras su madre hablaba sobre eventos sociales y las expectativas familiares. La noticia del compromiso de una prima, con la que Mi-Jeong no pudo evitar comparse ocupó parte de la charla inicial. Sin embargo, pronto se trasladaron a temas más personales, y Mi-Jeong se encontró compartiendo sus historias y experiencias. A sus 24 años, viajar constantemente no era tarea fácil; incluso en la juventud, el cuerpo cedía ante la fatiga.

—Últimamente me siento muy cansada —dijo Mi-Jeong, —todo parece estar bien. Estoy siguiendo mis objetivos, pero... siento que aún me falta mucho por descubrir y a veces creo que se me acaba el tiempo.

—También estoy preocupada por ti —respondió su madre. —Has estado lejos por casi seis meses. Puedes encontrar tu verdadero yo más cerca de casa. No tienes porque seguir huyendo, Mi-ah.

"Mi-ah" (미아) resonó a través del auricular, un dulce eco del afecto maternal que solía inundar su infancia. Mi-Jeong sintió que su corazón se aceleraba ante el reconocimiento de esa forma cariñosa de llamarla, ahora inusual en sus oídos. Sin embargo, se esforzó por concentrarse en las palabras de su madre mientras continuaban su conversación. Con cada frase, una brisa de introspección soplo a través de su mente, llevándola a reflexionar sobre los verdaderos valores que guiaban su vida.

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