Intersección de cuatro caminos

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— ¡Por fin ha llegado la temporada más esperada en todo el país! ¡La temporada más ardiente que el mismo verano, cuando descubriremos cuál es el mejor equipo de fútbol de secundaria de todo el país! ¡Es la temporada del Fútbol Frontier!

Casi atragantándome con la cena por la emoción, le pido a mi madre que le suba el volumen a la televisión. Ella me regaña por hablar con la boca llena, pero hace lo que le pido, porque sé que ella está igual de emocionada que yo.

- ¿Qué equipo logrará llegar a la cima del fútbol nacional?

Mientras, en un piso de otra adolescente, no se respiraba la misma emoción.

— Norel, tu equipo fue inscrito en esa liga ¿Verdad?

— Sí, pero si llegaron hasta ahí fue por golpes de suerte, y uno de ellos fue marcarle un misero gol al que dicen que es el mejor equipo del país, cuando la mayor parte de las veces ganan por sobornos y miedo; así que estoy segura de que en el primer partido van a ser eliminados.

- Hija -la riña de mi madre se queda en una sola palabra, ya que no tiene argumentos para defenderlos.

- Mamá, no tienen juego de nivel nacional, vamos, ni de broma. Aún siquiera empezaron a entrenar en serio hace unas semanas. Están acabados.

En otra parte, específicamente en el pequeño pero acogedor piso que hay arriba del restaurante Rai Rai, Alex esta escuchándolo desde su móvil, escribiendo en un word desde su portátil toda la información que podía sobre el Fútbol Frontier y los nuevos y antiguos participantes de la liga.

- Alex ¿Puedo pasar? -la voz de Hillman hace que cierre el portatil y ponga la pantalla del móvil hacia abajo, aún sonando la voz del comentarista por mi auricular izquierdo.

- Sí, sólo estoy escuchando algo de música.

Hillman abre la puerta de papel y puedo ver que viene con un bol de fideos echando humo en una de sus manos y con unos palillos y un vaso de agua en la otra.

- Están recién hechos ¿Dónde te los dejo? 

- Ahí está bien, gracias -le señalo el pequeño escritorio al lado de mi cama y sin rechistar me hace caso. Después me mira como si quisiera decirme algo, y sabiendo lo que se viene, me quito el único auricular que me funciona.

- Sé que no te entusiasma la idea--

- Prefiero arrancarme los ojos.

- Pero tienes que matricularte en un instituto Alex.

Le clavo la mirada con el ceño fruncido, lo que provoca que el viejo y yo mantengamos una guerra de miradas, hasta que él la aparta para sentarse a los pies de mi cama, en el borde del colchón.

- Alex--

- Sigo sin entender por qué es una buena idea.

- Tienes que continuar tus estudios -resoplo y encojo las rodillas para abrazarlas, mirando por la pequeña ventana de al lado de mi cama, evitando su mirada.

- ¿Y por qué no conseguirme un tutor para seguirlos aquí, en vez de poner mi nombre en un papel para que le sea más fácil a mi padre encontrarme?

- Alejandra -su tono de voz me hace saber que se esta quedando sin paciencia, pero me mantuve firme en no dirijirle la mirada-, ya lo hemos hablado. Ya te has cambiado el nombre en el empadronamiento cuando firmamos que yo sería tu tutor legal, ni tu DNI tiene tu nombre y tu lugar de nacimiento reales.

Después de un momento de silencio, dónde no, no me iba a dar por vencido, escucho suspirar a Hillman.

- ¿Por qué no quieres ver que te estamos ayudando de verdad? -lo escucho perfectamente decir en un susurro gracias al silencio sepulcral de la habitación.

Resoplo como respuesta, y es que no tengo argumentos para llevarle la contraria. Es un bloqueo incomprensible dentro de mi cabeza que hace que por mucho que quiera creer en sus promesas, me suenen todas las alarmas y me vea de nuevo en la prisión en la que mi familia ha convertido mi hogar, si así se le puede llamar.

- Oye. 

Su suspiro hace que al fin le mire, sintiendo la más mínima punzada de pena por el viejo. Veo como se quita las gafas y con dos dedos se masajea el puente de la nariz, para después automáticamente volver a ponérselas, dejando el tiempo sufciente para apreciar las ojeras de de debajo de sus ojos.

- No voy a decir que sé que esta situación es difícil, y no pretendo que confíes en mí y en el detective Smith a la semana de conocernos, pero quiero que seas consciente de que no puedes dejar que tu vida se vaya por el desagüe, y que eres la ñunica que realmente puede cambiar tu situación. Así que hazlo, por favor.

Con un vistazo por encima de las gafas y con esas palabras en mi mente, le veo irse de mi habitación, no sin antes recordarme que coma antes de que los fideos se enfríen.

Así, igual que Alex, Rocío esta dejando que su cena se enfríe, con toda su atención puesta en la televisión de la sala.

- Sin embargo, antes de llegar hasta aquí hay algo que deben superar--

- Rocío Márquez -mi nombre completo hace que en seguida dirija mi atención hacia mi hermana Ana, quien sentada en frente de mí, me mira con el ceño fruncido-, no te lo vuelvo a repetir. La abuela no ha hecho la cena para que tú la dejes enfriar encima de la mesa. Espero no tener que hacértela comer yo.

- Pff -el resoplo de mi hermana intentando en vano no reírse hace que la rabia de mi hermana pase a ella, pero intensificada-. Sí claro, como si alguna vez cumplieras tus amenazas hermanita. Perro ladrador poco mordedor.

- ¡Oye! -Ana da un pequeño golpe en la mesa, con las mejillas poco a poco tiñéndose de rojo, algo que siempre le pasa cuando no tiene argumentos con los que rebatirle a Judith- Abuela ¡Di algo! -y eso es lo siguiente que siempre suele ocurrir.

- Bueno chicas, ya basta -dice mi abuela con su paciencia tan característica, con la voz calmada pero firme-. Ana, deja que Rocío atienda a esto, es importante para ella. No por nada le han dado una beca deportiva. Y Judith, deja de meterte con tu hermana.

Mientras Judith y Ana pelean con gestos mientras mi abuela no mira, la pequeña espina que me acompaña desde la primera mentira sobre cómo he conseguido la beca en el instituto más prestigioso del país, se clava un poco más. Pero, el recuerdo del comandante diciéndome que era lo mejor para nuestro trato, hace que se justifique y duela un poco menos.

Con el trato en mente vuelvo a prestarle atención a la televisión.

- Bien ¿Cuáles serán los apasionantes emparejamientos de esta fase previa?

Y saber que el Raimon jugará su primer partido contra el Wild, provoca que Cris casi vomitara la cena al recordar el sufrimiento por que Axel pasará, hace que Norel suelte un bufido y se vea buscando otro club para su expediente, Alex sienta pena por el Raimon mientras más información recogía sobre el Wild, y Rocío se preocupa por cómo su única amiga va a enfrentar semejante desafío contra el equipo que quedó segundo el año pasado.

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Sugus💜

La jugada perfectaWhere stories live. Discover now