25.

146 15 5
                                    

| Arman |

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

| Arman |

Espero su respuesta. Por alguna razón, los pocos segundos en los que decide qué decir se me hacen eternos. Muevo mi pie y trato de respirar a un ritmo normal. Tal vez no debí haber preguntado eso. Puede malinterpretar lo que deseo. Sí, quiero tener ese tipo de momento con ella, pero no ahora. Sé esperar. Creo que es mejor retractarme.

— Puedes decir que no, estoy acostumbrado a dormir solo...

¿POR QUÉ DIJE ESO?

Seguro piensa que soy un desesperado por contacto físico. Si antes parecía un pervertido, ahora seguro piensa que soy un gazmoño. Debo arreglarlo, piensa en algo.

— ¡Ayúdame, Ivaylo!

— Tú fuiste quien metió la pata, a mí no me metas —gruñe y corta el enlace.

Tengo un lobo de adorno; no sirve ni para ayudarme a conquistar a la futura madre de nuestras crías y desde que pisó nuestro territorio, la dueña de nuestro corazón y voluntad.

— Vamos, tengo sueño —ella me saca de mi pequeño ataque de pánico.

Su pequeña mano agarra el borde de mi camisa, sus lindos ojitos redondos tienen pequeños destellos miel. Ambas están presentes, supongo que al estar ella cansada su loba toma parte del control para minimizar el esfuerzo que ella hace.

En un movimiento atrevido que ya debería ser cotidiano para mí, tomo su mano. Nunca me cansaré del pequeño hormigueo que provocan nuestras pieles cuando se juntan o rozan. La guío hasta mi habitación, dejo que ella entre primero y sus ojitos no tardan en escanear el lugar. A pesar del sueño, su curiosidad es más grande. Aprieta más mi camisa y me mira pidiendo permiso. Yo asiento. Ella de inmediato suelta mi mano, dejando una ligera sensación de vacío en mí.

Paso mi mano por mi rostro para calmar mi malestar. Odio tener la dependencia absoluta hacia ella. No es fácil que de un día para otro tus prioridades e incluso el motivo por el que vives cambie. Es abrumador pensar en el poder que ella tiene sobre nosotros. Trato de no pensar en lo que pasaría si alguien nos la arrebatara o la perdiéramos.

La observo para tranquilizar a mi lobo inquieto. El simple pensamiento de ella alejada de nosotros lo hace enloquecer. Veo cómo ella se acerca a los cuadros. Por suerte, la pintura se secó y pude taparlos. Ella mira todo con sumo interés, incluso toca la pared. Tal vez le llame la atención la diferencia de textura comparada con la de su habitación. Por último, se fija en la ventana. Me da risa porque está a la altura de su rostro. Ella se pone de puntitas tratando de ver mejor. Me acerco por detrás y la levanto sosteniéndola por la cintura. Es de noche, no hay mucho que ver, sin importar que tenga vista nocturna. Ella mira hipnotizada la luna. Está en cuarto menguante.

La bajo cuando su interés por el exterior disminuye notablemente. Suelto su cintura manteniendo mi autocontrol. Camino hacia la cama sin mirarla y me quito los zapatos antes de acostarme. Le hago una seña para que me acompañe y así lo hace. Se acuesta a mi lado. Agarro la sábana y nos cubro a ambos. No la toco, solo la miro. Para mi sorpresa, ella cierra los ojos y sonríe antes de dormirse.

Zinerva: Legado de AmorWhere stories live. Discover now