Capítulo 12

21.7K 1.2K 311
                                    

Camila no estaba preparada. Aún no.

Nunca estaría preparada para convencer a quienes mejor conocían a Lauren de que estaba enamorada de ella. Pero lo intentaría. Ese era el acuerdo.

Habría preferido quedarse en Cuba y soportar la tensión sexual que había entre las dos antes que conocer a su familia en masa, pero aquella mañana, de repente, Lauren había insistido en volver a Miami para organizar la mudanza y cenar con su familia. Habían estado todo el día separadas, cada una en su casa guardando cosas en cajas para que los de la mudanza las recogieran al día siguiente, pero ese respiro había terminado y ahora los focos la iluminaban a ella otra vez. Y Camila empezaba a tener miedo escénico.

Saber que dormiría en el ático de Lauren esa noche no la ayudaba nada, pero la casa no estaba lista todavía. Concretamente, el sofá-cama para el salón de la suite no llegaría hasta el día siguiente. Y como se negaba a dormir con ella y Lauren se negaba a dormir en otra habitación, la única opción era dormir en el estudio del ático.

Camila estaba tan nerviosa que tenía náuseas.

—La señora Suárez dijo que tus hermanos se habían casado recientemente, ¿verdad?

—Sí. Chris se casó con Amia, su ayudante ejecutiva, en agosto, y Ally se casó con Troy en septiembre. Tienen una niña de tres años que seguramente no estará aquí esta noche. Mi hermana Taylor está prometida con Shawn Mendes , uno de los rivales de Jauregui Inc. Si Shawn está aquí, Chris se portará como un patán. También esta la pequeña Sofi, es nuestra prima, pero es cómo si fuera una hermana más, ella está soltera.

—¿Tus hermanas se parecen mucho?

—Físicamente no. Taylor es nerviosa y Ally, más relajada.

—¿Y tu hermano?

—Chris es el mayor. Está obsesionado por controlarlo todo. Pero no es mala persona.

¿Obsesionado por controlarlo todo? ¿Habría tensión entre Lauren y sus hermanos?

—¿Mani y Dinah van a venir?

—No lo creo.

—Una pena —murmuró Camila. Le habría gustado tener cerca una cara amiga.

—Es mejor que mi madre y Normani no estén juntas, te lo aseguro.

Normai sería un recordatorio de la infidelidad del señor Jauregui, claro. Y no debía de ser fácil aceptar eso.

—Sí, es verdad. No lo había pensado.

Camila no estaba preparada. Aún no.

El sol lanzaba sus últimos rayos sobre la imponente casa de estilo mediterráneo. Si no fuera a conocer a su suegra, seguramente le parecería una maravilla de casa, aunque un poco ostentosa.

Se había casado con una millonaria, pensó entonces, sorprendida. Sí, sabía que Lauren pertenecía a una familia rica, pero hasta aquel momento no se le había ocurrido pensar que pronto estaría compartiendo todo aquello.

Probablemente porque el dinero nunca había sido lo más importante. Ella quería los diarios de su madre. No tenía interés en diamantes ni deseo de ir de compras todos los días.

Cuando aquello terminase volvería a su vida normal, claro que con una cuenta corriente mucho más saneada.

Lauren se detuvo frente a una enorme puerta de madera y la miró a los ojos. —Estás preciosa. Recuérdame que le dé las gracias a Normani por ese vestido.

The ProposalWhere stories live. Discover now