Capítulo 22

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-¿Cómo has sabido lo de Ariana?

-Contraté a un investigador privado.

-Ah, claro. Supongo que era mucho esperar que me creyeras.

-Camila...

-No pasa nada, Lauren, lo entiendo. Le he hecho daño a demasiada gente.

-No le has hecho daño a nadie. Sencillamente, no me lo contaste todo. Y el pasado no tendría la menor importancia si la imbécil de Ariana no hubiese aparecido por aquí con un papel falsificado. Tu pasado, como el mío, es parte de lo que eres. Hemos cometido errores, pero hemos aprendido de ellos. Yo he cambiado y tú también.

¿No la odiaba? El corazón de Camila se llenó de esperanza.

-No esperaba que el pasado viniera a torturarme, pero debería habértelo contado todo, Lauren. Tú tenías mucho que perder. La nominación...

-Olvídate de la nominación. Si los miembros de la Cámara no se dan cuenta de que estoy cualificada para el puesto, ellos se lo pierden.

-¿Y el puesto en el consejo de administración de la empresa Jauregui?

-Ya no estoy interesada -contestó Lauren-. Tú tenías razón, estoy haciendo lo que me gusta hacer, invirtiendo en lo que me gusta sin tener que responder ante nadie.

-¿Estás segura?

-Estoy segura -asintió ella-. Y sé que no soy totalmente inocente en todo lo que ha pasado. Mis razones para casarme contigo eran... completamente egoístas y absurdas.

¿Significaba eso que aún había una oportunidad para ellas?

-Pero ya está bien de hablar de errores -siguió Lauren-. Tú sabes que tienes derecho a pedir tu parte de la herencia de los Estrabao. Heredarías millones.

-Ah, no lo sabía.

-La herencia es para el último superviviente de la familia y ésa eres tú. Después de un año buscando algún pariente las propiedades fueron vendidas, pero el dinero está en un fideicomiso.

-No tenía ni idea.

-Piénsalo. Y habla con Dinah, ella te dirá qué opciones tienes.

-Sí, lo haré -Camila sacudió la cabeza-. ¿Por qué me cuentas esto, Lauren?

Ella apretó su mano.

-Porque tendrás dinero suficiente para hacer lo que quieras, para vivir como quieras. Y con quien quieras.

-Tú sabes que el dinero no tenía nada que ver -suspiró Camila-. Sólo quería saber quién era mi madre biológica y qué había pasado. En realidad... quería comprobar que yo no había sido una niña a la que ni siquiera su madre pudo amar.

Ese había sido su gran miedo. Pero al decirlo en voz alta por primera vez encontró comprensión en los ojos de Lauren.

-Según el detective, ya han detenido a Ariana en California y la juzgarán por extorsión... a menos que tú quieras retirar los cargos.

Confusa, Camila arrugó el ceño.

-¿Por qué iba a retirarlos?

-No sé... quizá aún te importe. Sé que presentaste la demanda para ayudarme, pero si quieres seguir con ella...

-¿Seguir con Ariana? -la interrumpió ella, atónita-. No siento nada por esa mujer. Es una delincuente y debe estar en la cárcel.

-¿Entonces por qué dudaste cuando te pedí que pusieras por escrito todo lo que supieras de ella?

Camila recordó aquella mañana, cuando Lauren estaba guardando sus cosas en una maleta.

-Porque me di cuenta en ese momento de que todo lo que me había dicho mi padre era verdad. Si me hubiese quedado con Ariana ahora estaría en la cárcel -al decirlo no pudo evitar un escalofrío-. Puede que fuese una niña querida por sus padres, pero durante cinco años hice todo lo posible por convertirme en una adolescente a la que nadie pudiese querer. Tuve mucha suerte de que mi padre y mi madre me quisieran lo suficiente como para seguir apoyándome.

-¿No vacilaste porque quisieras a Ariana?

Ella hizo una mueca de asco.

-¿Cómo voy a quererla si te quiero a ti? Sé que hice mal guardando secretos y que quizá nunca puedas perdonarme. Y si eso es lo que quieres, te daré tu libertad. Pero me gustaría que nuestro matrimonio funcionase.

Lauren cerró los ojos y respiró profundamente. Y cuando volvió a abrirlos, a Camila se le doblaron las rodillas al ver el amor que había en ellos.

-Si puedes perdonarme por portarme como una imbécil cuando tus ojos y mi corazón me decían que debía creerte, entonces quiero renegociar nuestro acuerdo.

Camila tragó saliva. -¿Renegociarlo?

-Dos años no es suficiente. Bueno, cincuenta años no serían suficientes. Quiero una eternidad contigo. Ni un segundo menos -Lauren se llevó su mano a los labios- . Y quiero que este anillo represente las promesas que nos hicimos en la playa. Te quiero, Camila Cabello de Jauregui. Y quiero pasar el resto de mi vida contigo demostrándote cuánto te necesito. Y, si te parece bien, podríamos llenar la casa de tu madre biológica con nietos a futuro.

Una felicidad inmensa llenó el corazón de Camila.

-De acuerdo... pero con una condición.

-Dime.

-No tienes que pagarme por ser tu mujer. Ese es un trabajo que quiero hacer completamente gratis.

A todos aquellos que me dejaron un comentarios, un like o que fueron lectores fantasmas. A todos los que se tomaron el tiempo en leer esta historia. Gracias. Gracias por todo y espero que este final les haya gustado.

Pd: Estaré subiendo algo más muy pronto, tengo un par de cosas que quiero subir después, estén al pendiente.


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