Alas de fuego

Venganza

Antes de comenzar, dejen su presente aquí:

IRIS

—¿Q-qué haces aquí? —pregunto con temor cuando él da un paso hacia mí.

—Ya extrañaba tu presencia. ¿No me recibes con un abrazo o algo por el estilo? —bromea. Arqueo una ceja, confundida.

Su piel se ve más pálida que la última vez que lo ví. Su aspecto sigue dándome miedo. ¿Cómo me encontró? ¿Qué hace aquí?

—Bien, pequeña Iris...

¿Pequeña Iris? ¿Y este quién se cree que es? ¿Mi hermano? Confianzudo.

Ni yo cojo confianza tan rápido.

—¿Has pensado mi propuesta? —indaga, curioso y bastante ansioso.

—¿Qué prop- Oh, cierto —mierda, él quiere que me una a su academia, ¿cómo pude olvidarlo?

El señor del bosque me mira fijamente esperando una respuesta. Su pie repiquetea sobre el suelo impacientemente, lo que logra ponerme aún más nerviosa.

—No. No he podido pensar la propuesta, pero no tengo por qué pensarlo, mi respuesta será no.

Levanta sus cejas con intriga y cruza sus brazos.

—¿No? ¿Has dicho que no?

Asiento, comenzando a aterrarme...

—Oh, vamos. Aquí no te enseñan lo suficiente. En mi academia estamos especializados en el poder, en la magia. Aquí te enseñan a luchar, lo cuál es una pérdida completa de tiempo. Nosotros te ayudaremos a fortalecer tu magia, tu energía. Puede que no lo creas, pero eres demasiado poderosa, y aquí no te ayudarán a sacar tu verdadero poder.

Oigo sus palabras con atención. Frunzo mis labios inconscientemente.

—Hagamos esto. Ven conmigo, hacemos una prueba, si no te gusta nuestra forma de enseñar o ayudarte, te traeremos de nuevo a  la academia Fénix. Iris, es una oferta imperdible. Lo que más te conviene, es aceptar.

Él me tiende su mano, y yo dudo durante unos cuántos segundos. No sé qué hacer. Anhelo volverme fuerte, poderosa, y si él tiene una academia en la que me podría ayudar con eso... Lo mejor sería... ¿Ir...?

Estás bien en esta academia, no busques más.

Un portal azul brillante se abre en el aire, el señor del bosque continúa mirándome con su mano extendida...

Cierro mis ojos con indecisión unos segundos y...

Bien, ya tendré tiempo para arrepentirme. 

Me acerco a él para coger su mano, pero en un abrir y cerrar de ojos, la puerta se abre.

Doy un respingo sobresaltada y caigo al suelo. El corazón me late a mil.

—¿Qué hacías? —pregunta Sky confundido cuando se adentra a nuestra mini casita.

Abro mi boca para decir algo y veo que el señor del bosque y el portal ya no están. Desapareció todo.

Me levanto rápidamente y sacudo mi vestido.

—Eh... No hacía nada, me dí una ducha y apenas salí me vine aquí para ver alguna película. Pero llegast- bueno, llegaron y me asusté —comento al ver que detrás de él están Asher, Brigitte, Maddie y Amber.

Espera, ¡¿Amber?!

—¿Qué haces aquí? —pregunto confundida.

Amber sabe que le hablo a ella, por lo que decide responder.