15.- Desaparición

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Estaba delante de mí. Simplemente a un par de centímetros, sentado, con la cabeza por lo bajo y sin siquiera prestando la más mínima atención. A pesar de que me daba la espalda, sabía que tenía una expresión vacía, triste y fría. Ni siquiera le dirigió la palabra a nadie el resto del día; no se movió, no se levantó, no hizo nada más que recostar su cabeza en el pupitre y lamentarse.

Me di cuenta que hasta un par de amigos suyos lo miraban con lástima, atragantándose con sus palabras de arrepentimiento. Estaban tan avergonzados que ni siquiera se atrevían a hablarle. ¿Por qué? ¿Será que ellos le habrán hecho algo malo? ¡Pero yo era la que había estropeado todo! Yo era la causante de que todos se burlaran de él, de que fuera el hazmerreír de la escuela y que su depresión y timidez aumentara aún más. Quería pedirle perdón, aunque yo no había hecho nada más que decir la verdad. ¿Por qué no me habló desde un principio? ¿Por qué no simplemente me invitó a salir en un lugar más privado? ¿O simplemente que confesara que le gustaba sin que todo el instituto lo estuviera observando? No... había sido mi culpa. Desde un principio sabía que él era muy tímido como para hablarme, y desde un inicio, Ash sabía que no tenía el valor suficiente para hablarme porque al fin y al cabo, yo lo iba a rechazar de todos modos. ¡Maldita sea! ¿Por qué tengo que ser así con los hombres? A veces me arrepentía de ser bonita y de ser el centro de atención de muchos. Sé que hay ocasiones en las que no me dolía rechazar a alguien, o mejor dicho, a la mayoría; sin embargo, jamás había pasado esto. Jamás me había dolido tanto un rechazo. Tendría que haber sido más amable... No... tendría que haberle dicho que sí, y cuando estuviéramos a solas sin que nadie nos viera, le hubiera explicado amablemente que no. Así no hubiera sufrido tanto...

El timbre sonó. Las clases por fin habían acabado y todos comenzaron a salir. Incluso Brock y su amiga de cabellos anaranjados salieron dejando solo al muchacho... Pero yo no.

Así es. Lo había decidido. Debía pedirle perdón a Ash en estos momentos, o no sería capaz de perdonármelo. Debía de aprender a entender los sentimientos de los demás... ¡Maldita egoísta que era! Siempre pensando en mí mismo... Me daba asco. ¿Será la razón por la cual no he tenido amigos verdaderos?

Me paré de mi pupitre. Él aún seguía recostado en la banca aun cuando la campana ya había sonado. Mi mano estuvo a centímetros de su hombro... Por un lado quería pedirle perdón, pero por otro no quería incomodarlo en lo más mínimo. ¿Qué debía hacer? ¿Y si me perdonaba? ¿O me odiaba desde que todos comenzaron a soltar risotadas cuando lo veían? No lo sé.

— "Vamos... hazlo" —mi subconsciente me incitaba a tocarle el hombro para sacarlo de sus tristes pensamientos o de un profundo sueño... no estaba segura.

No sé si comencé a odiarme más a mí misma, pero cuando me alejé cobardemente del aula de clases, dejándolo en una soledad plena, no pude perdonármelo. Quería regresar... quería decirle que lo sentía, que haría que toda la gente dejara de burlarse de él. ¿Y por qué no lo hacía? ¿Por qué con cada segundo que pasaba me iba alejando hacia la salida? Por ser una maldita cobarde. Hasta él había sido más valiente que yo cuando se me declaro frente a todos... Y eso me hacía menos... Menos que él y que todo el mundo.

Cuando llegué a casa, noté desde afuera que a través de la ventana se podían apreciar un par de luces . Por un momento, seguí subiendo las escaleras de la entrada, pero cuando rebusqué entre mi bolso las llaves para abrir la puerta, me sobresalté.

Sin siquiera mirarme a mi misma, sabía que mis pupilas estaban dilatadas del susto. Las llaves ya estaban aferradas a mi mano, pero de un modo tembloroso. ¿Por qué?

Abrí lo más silencioso que pude la puerta de la entrada y me quedé ahí, paralizada sin hacer el menor ruido posible... Las luces de la cocina estaban encendidas, y había ruido dentro de ella. Estaba segura de que alguien se encontraba dentro de mi casa; alguien estaba cocinando... ¿Qué demonios sucedía? Que yo recuerde yo era una persona que vivía sol...

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