[CINCO]

132K 9K 1.2K
                                    

Yo no le tengo miedo a nada, pero todavía no me explico por qué tiemblo cada vez que te veo.

JAIME SABINES

.

FIDEL

Llego a casa y lo primero que noto es lo silenciosa que está. Eso puede significar dos cosas: mi mamá está dormida o, como es más común, no se encuentra en casa. Otra vez.

Conociéndola tan bien como lo hago opto por que es la segunda opción.

Arrojo mi mochila sobre el sillón y me dirijo a su habitación, donde efectivamente no se encuentra. Suelto un suspiro al encontrar la pieza vacía y desordenada, más o menos como me siento en ese instante.

Mi interior es un revoltijo de emociones y no sé qué hacer para aplacarlas. Kea confesándome lo difícil que es su vida no era lo que había tenido en cuenta cuando me dirigí a su casa después de clases.

Pensé que... No sé, habría imaginado cualquier cosa, pero no aquella revelación.

Sin madre, con un hermano ausente y un padre ebrio, encontrando consuelo en el cariño superficial que los hombres le brindan. Si tan solo encontrara a un buen chico que la quisiera de verdad, entonces no tendría que estarme preocupando de que llegue a terminar siendo como mi progenitora.

Camino hasta mi cuarto y me dejo caer sobre la cama sintiéndome cansado. El millar de emociones que la pequeña charla con Kea despertó en mí me ha dejado exhausto.

Froto mis ojos al recordar cómo fue que me embargaron unas enormes ganas abrazarla y decirle que la comprendía; que no estaba sola. No lo hice porque aquello hubiera implicado tener una relación más cercana y... Bueno, evito eso lo más posible. Las únicas personas cercanas a mí son mi madre y Asier. Entre menor sea la cantidad de gente a la que me apegue, menor es la posibilidad de que me duela cuando se vayan. Porque todos lo hacen, se van. Te dejan sin importarles si te duele, si los vas a extrañar o si los necesitas. Y si llegara a encariñarme con Kea y ella se fuera...

Me pongo de pie y resoplo exasperado sin querer terminar ese pensamiento. No quiero pensar en ella. Pensar mucho en una persona es peligroso, es el primer indicio de que se está volviendo importante para ti.

Tomo las llaves del coche que tengo en el bolsillo del pantalón y me dirijo al bar más cercano. Necesito algo de ruido y un poco de alcohol para liberarme del estrés y sacarme a esa morena de la mente.

***

Cuando vuelvo a casa algunas horas después estoy demasiado borracho. Es un milagro que no haya estampado el auto en algún árbol teniendo en cuenta que apenas y puedo caminar yo solo.

Entro tambaleándome por la puerta de casa y arrojo sin cuidado las llaves en la barra de la cocina. Solo quiero llegar a mi cama, acostarme y dormir un año seguido.

La habitación a mi alrededor gira como si no hubiera un mañana y me pregunto cómo carajos voy a llegar a mi cuarto sin morir en el intento.

El pasillo da vueltas sin parar y puedo verme a mí mismo cayendo de bruces contra el suelo si intento atravesarlo.

—¿Fidel?

La voz de mi madre llamándome me hace girar la cabeza al sillón donde se encuentra sentada. Enfoco su rostro con dificultad y observo lo mal que luce. Sus mejillas están manchadas con maquillaje corrido y su nariz se ve algo roja.

Si no me equivoco, si su semblante es una prueba, acaba de terminar con otro de sus novios.

—Hola, má.

Besos que curan [ADL #2] ✔Where stories live. Discover now