[EPÍLOGO]

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CANCIÓN: The sun is rising - Britt Nicole.
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Esto bien podría destruirme, pero estoy enteramente, completamente y magníficamente bien con eso.

TYLER KNOTT GREGSON
...


FIDEL

Hay algo acerca de tomar riesgos que ya no me da tanto miedo como antes. Puedo recordar con claridad cómo es que antes me aterraba, cómo traté de apartar a Kea en un intento porque no se colara en mi corazón. Puedo recordar ese temor a quererla y perderla, a dar todo y no conseguir nada. Puedo recordar con claridad mi miedo, pero sobre todo puedo recordar el suyo.

Recuerdo también que no quería verla así, tan insegura y triste, tan asustada. Yo quería que fuera feliz. Yo quería hacerla feliz. Y entonces simplemente dejé mis miedos a un lado y me lancé en picada. Para mí fue fácil arriesgarme, para ella no tanto. Por eso me quedé con toda la intención de ayudarla. Por más que ella se escondía, peleaba y fingía que todo estaba bien, yo me quedé para demostrarle que no me iba a ningún lado. Pude haberme ido. Pude haberme cansado y decidido que no valía la pena, pero no lo hice, y agradezco infinitamente el haberme quedado.

Hoy en día Kea es una mujer feliz. Poco a poco fue superando todos sus miedos y problemas, todas aquellas cosas que la atormentaban, con mi ayuda y la de la gente que la estima. Naira estuvo ahí para ella a pesar de que Kea creía que no era así. Su hermano, Diego, también estuvo, así como los amigos que hizo cuando se fue de vacaciones con él. Su padre también, estuvo apoyándola mientras él continuaba superando sus problemas con el alcohol.

Y no fue del todo fácil.

—¿Listo? —pregunta Kea sonriendo, caminando hacia mí sobre unos tacones de infarto.

Yo asiento, beso su frente cuando acomoda mi corbata y abro la puerta para que ella salga primero.

No voy a decir que jamás tuve dudas respecto a nosotros, porque no fue así. Más de una vez estuve tentado a tirar la toalla con ella. Y es que para Kea a veces era más fácil quedarse estancada que moverse y tratar de salir de aquel agujero que la consumía. Era exasperante. Decía que quería mejorar, pero no lo demostraba y entonces yo me desesperaba. Porque la quería —porque la amo— y deseaba verla bien, por eso me molestaba su actitud tan pasiva.

Tuvimos muchos problemas por eso. Nuestra relación durante el primer año fue demasiado inestable, sobre todo porque los primeros meses los pasamos separados. Yo la visitaba de vez en cuando y ella fingía que todo estaba bien. Yo le creía cuando me decía que todo iba viento en popa. Pero cuando el primer semestre acabó y volví a mi ciudad natal... entonces me di cuenta de que no todo estaba tan bien como ella decía.

Depresión. Eso fue lo que le dijeron que tenía.

Fue a sesiones personales con su psicólogo y a otras acompañada por su padre. Unos días eran buenos y otros... no tanto. Había ocasiones en las que peleaba conmigo por cualquier cosa. Gritaba, se ponía histérica y entonces rompía a llorar. Yo no sabía cómo actuar. Entonces pasaban días en los que no quería ni verme y me consumía la desesperación.

Lo malo de amar tanto a una persona es que tu estado de ánimo comienza a depender un poco del suyo. Me ponía mal ver que ella estaba triste. Pero cuando era feliz, yo también lo era. Durante algún tiempo creí que nuestra relación no era sana. A veces parecía como si nos estuviéramos destruyendo entre los dos. Pero luego me di cuenta de que no nos destruíamos, nos construíamos. Las bases inestables en las cuales Kea basaba su vida tuvieron que ser derribadas para construir unas más fuertes y sólidas. Una vez que estas estuvieron en su lugar, fue más fácil seguir. Fue en ese periodo sin embargo, uno que estuvo lleno de alteraciones y cambios, cuando las cosas parecieron salirse de control entre nosotros. Sus inseguridades y miedos brotaron de nuevo con fuerza. Y el que pagaba los platos rotos parecía ser yo.

Besos que curan [ADL #2] ✔Where stories live. Discover now