Capítulo 7

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~Kay~

"¡Quiero asesinarlas!"

Nunca antes me había sentido así. Ni siquiera con Del, quien incluso dejaba que lo tocaran. Pero con Justin era distinto, simplemente no lo soportaba.

Absurdo, pero en lo único que pensaba mientras me movía por el escenario, era en sacarles los ojos a las mujeres que lo denudaban a con la mirada. Aunque no podía culparlas, Justin se veía tan apetecible. ¿Apetecible? ¿De dónde había salido eso? Bueno, no podía negarlo. Apetecible, degustable, comestible, todo eso y más. Su imagen mientras se pasaba la mano por el pelo y el agua salpicaba era realmente ¡Hot! Sus ajustados pantalones de piel y el bajo en manos. ¡Irresistible! Justin merecía ser castigado por ser tan atractivo, por ser una tentación. Y yo, por no aprender la lección. ¡Ay Kay!

***

Pero era inevitable no sentirse perturbada. Sus atenciones y su forma de mirarme me confundían demasiado. Pues después de ese concierto de muerte, no se apartó de mí, asegurándose que no pillara un resfriado. ¿Eso era sano? No, no lo era y sin embargo ahí estaba. Sentando frente a mí, mirándome como si realmente le importara.

Afortunadamente no estábamos solos y el hecho de que Abel rondara de un lado a otro ayudaba mucho.

Era agradable estar con ellos, incluso con Justin, bromeando y riendo de peleas absurdas, como el hecho de que pudiera enfermarme y ellos no. Sé que solo bromeaban pero era divertido llevarles la contraria.

― ¿Te quedas? ―Pregunto Abel enarcando una ceja.

Ya otras ocasiones, me había quedado a dormir con ellos en la misma habitación. No tenía problemas con eso, puesto que ellos nunca intentaban nada conmigo, regularmente siempre se quedaban dormidos por todo lo que bebían y a diferencia de otros borrachos, no eran del tipo violento. Pero con Justin presente, aunque no bebía, no era buena idea. Así que preferí marcharme, sin embargo no contaba con que él también se iría.

Nerviosa avance por el pasillo, sintiendo su presencia detrás de mí. Trate de pensar en cualquier cosa, menos en él. No obstante, cuando sus dedos tocaron mi cabello, un estremecimiento recorrió mi espalda. Alarmada me detuve y di la vuelta, entonces chocamos. Trastabille pero Justin me sostuvo. ¡Error!

―Lo siento ―Balbucee intentando retroceder, pero ocurrió lo contrario. Me atrajo hacia él y lo hizo.

¡Me beso! ¡Me beso!

Intente contenerme, pero con maestría me desarmo y hundió su lengua en mi boca.

Fue como arder en vida, como si fuego recorriera mis venas. Gemí, al instante sentí su dureza contra mi vientre. ¡No! ¿Qué estaba haciendo? Lo empuje completamente aterrada por todas las sensaciones que me provoco.

―Kay... ―Me miro temeroso. Negué. Eso no estaba bien, sobre todo porque él estaba jugando. No, no. Aunque él supiera moverse en esas ligas, yo sin duda era un fracaso, siempre me involucraba más de la cuenta. No podía pasar de nuevo, no.

―No ―Dije preparándome para marcharme, aliviada descubrí que mi puerta estaba a un lado. Metí la mano en mi pantalón y encontré la llave.

Con el corazón martilleando me desplome junto a la puerta. ¿Qué había pasado? Me había dejado llevar. Eso no podía pasar. Me estruje el pelo y recordé que él lo había tocado. ¡Maldición!

***

Las cosas con Del fueron de prisa. Me encantaban sus tatuajes, el piercing de su labio inferior y ceja, su cabello largo e irregular. Una pita que le daba aspecto más joven y al mismo tiempo más sexy. Tocaba de muerte y eso me prendo. Después vinieron las sonrisas y una noche, después de ensayo me acorralo y me robo un beso. Eso fue el comienzo y justo como acababa de ocurrir con Justin.

***

Evitarlo toda la mañana no fue complicado, lo complicado fue intentar esconder mis ojeras. No había logrado dormir nada. La escena del escenario, de la habitación, del pasillo, todas y cada una de ellas se repetían en mi cabeza. Peor aún, una donde le quitaba la ropa se había instalado en mi mente, incitándome a llevarla a cabo. La sensación de sus manos en mi cintura y en mi pelo no me dejaban en paz. Pero lo que me estaba volviendo loca, era la sensación de su boca contra la mía, de su lengua frotándose contra la mía. El deseo que hizo temblar mis piernas. ¡Joder!

―Tienes que dejar de pensar en él, Kay ―Me reprendí mirándome al espejo― No puedes hacerlo. No debes hacerlo.

Pero ¿qué iba a decirle cuando lo viera? ¿Fingir amnesia? No, ni siquiera estaba ebria, para justificarme. Maldición.

***

―Una salida ―Murmure mordiéndome la uña del pulgar, desviando la mirada por la ventana del café.

Nuestra próxima presentación era mañana en la noche, así que teníamos el día libre. Después de la llamada con Peter, opte por escabullirme y termine sola, en la pequeña mesita de un modesto café. Mirando mi móvil, pensando miles de escusas para no acompañarlos. Pero ninguna parecía buena. Quizás no debí asegurar que estaba sana, habría podido fingir una resfriado. ¡Tonta!

***

― ¿No es un poco corto? ―Pregunte deslizando el móvil por mis piernas.

― ¡Claro que no! ―Exclamo prima, con quien sostenía una llamada por Skype― Eres una rockera ¿recuerdas? ―Resople. Ese era el problema. No es que fuera conocida, pero después de todos los rumores en torno a mí, incluir algún espectáculo no era buena idea. Seguro a Peter y Sofía les daría algo si aparecía en la plana de algún periódico. Solté una risilla y sacudí la cabeza― ¿Y ahora?

―Nada. Me imagine mostrando las bragas al caerme de borracha.

― ¡Estás loca, Kay!

― ¿Qué? Es una posibilidad.

―Tu no tomas ni rompope ―La mire ofendida, pero no podía debatir. Tenía razón, no era buena en eso y aunque en el medio donde me movía siempre había alcohol y algo más, prefiera evitarlo. ¡Llámenme aburrida! Pero a veces es mejor ser quien ve y no quien experimenta un espectáculo de esa índole.

―Hoy tengo ganas ―Bromee y ella puso los ojos en blanco.

―No lo harás. Ni siquiera te has tirado a tu bajista y mira que está buenísimo ― ¡Joder! No pude evitar una mueca de disgusto. ¿Por qué tenía que recordármelo?

―Sabes...

― ¿Y a ti que te importa lo que los demás crean? Kay, siempre has hecho lo correcto y de todos modos la gente habla mal de ti. Dales calabazas y disfruta un poco la vida. Bebe, liga, has lo que quieras.

―Si mi tía te escuchara...

― ¡Oye!

―Es broma.

―Lo mío no. Igual sino es él, puede que encuentres a otro chico. Eres bonita, Kay. Y ese idiota no te merecía ― ¡Del! Me trague el nudo. Era una idiota, aun me afectaba.

―Tengo que irme ―Dije de forma seca.

―Cuídate.

― ¡Adiós! ―Dije sin más. Su mención siempre me ponía mal. ¡Rayos!

***

El lugar estaba lleno. Era un antro, según Cris, el mejor de la cuidad. Rápido me acerque a la barra y pedí un trago. Lo había decidido mientras observaba a Abel conducir. Esta noche me olvidaría del idiota de Del, de Justin, de todos. Esta noche me sentiría viva.



El BajistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora