Capítulo 11

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~Kay~

Lo primero que sentí al recobrar el sentido, fue el calor de sus brazos que me mantenían pegada a su pecho. Me tomo unos minutos reaccionar por completo y recordar lo que había ocurrido la noche anterior entre los dos. Había sido maravilloso, increíble, pero... ¿y ahora que seguía? Lo cierto era que no tenía idea que diría, con lo que me encontraría. Nos deseábamos, eso me lo había dejado claro, sin embargo podría ser solo eso. Deseo y nada más. Los hombres suelen decir muchas cosas solo para conseguir llevarte a la cama y aunque era consciente de eso, al final había terminado cediendo. ¡Que tonta! Aunque, no me arrepentía, yo también lo deseaba.

Retire su brazo de mi dorso y lentamente baje de la cama. Busque mi ropa, las bragas y el sostén. Me los puse torpemente y con las botas en mano abandone la habitación. Afortunadamente, había visto donde dejo las llaves la noche anterior y podría llegar a mi habitación. Corrí por el pasillo y entre en mi cuarto.

― ¿Qué rayos hiciste, Kay? ―Me reprendí en voz alta, arrojando mis botas al piso y despeinando mi cabello. Esto era un desastre y podría complicar de nuevo las cosas, como lo había hecho con Del. Aunque claro, con el nunca llegamos ni a la cuarta parte de lo que hice con Justin.

Después de un buen baño acompañado por algo de música, todo parecía mejor. Era verdad que había roto mi promesa de no involucrarme con él, pero tampoco era como si estuviera enamorada. ¿Cierto? Además, ambos éramos adultos y seguro podríamos tomarlo con madurez. Si. Quise convencerme de ello mientras terminaba de arreglarme.

***

Al dirigirme a la puerta, encontré una nota en el piso. Intrigada y extrañada la levante y abrí.

"Tenemos que hablar. Justin"

Un vacío se formó en mi estómago. ¿Hablar? ¿De qué quería que habláramos? ¿Se había arrepentido de lo que había ocurrido? ¿Deseaba que no tocáramos el tema? ¡Mierda!

Sintiendo un mundo de nervios, me dirigí al restaurante del hotel, donde ellos ya estaban reunidos, según Carl me había indicado. Al entrar, vi como Justin con teléfono en mano, se ponía de pie y se alejaba de ellos. No puede deleitarme con los movimientos de su espalda, que evoco escenas de la noche anterior. Sintiéndome como una pervertida, me acerque a la mesa donde se encontraban Abel y Cris, pero antes de saludarlos, me detuve al escuchar su conversación.

― ¿Sabes quién es su novia? ―Quiso saber Abel mirando a Justin, mientras se llevaba un pedazo de pan a la boca.

―No tengo idea ―Contesto Cris― Pero casi todos los días le habla. Deben de estar muy enamorados.

―Ya veo porque no le interesan las chicas que se lanzan sobre él, cuando terminamos los conciertos.

―Ya se. Es una lástima. Podría tener a las que quisiera.

―Ni que lo digas. Si tuviera 10 años menos y aunque tuviera novia, yo lo haría.

―Tu eres un descarado.

Me quede inmóvil. Sin prestarle atención a su charla. Era la segunda vez que deseaba desaparecer. ¡Novia! ¡Justin tenia novia! Seguramente esa era la razón de su nota. No deseaba que los chicos, ni ella supieran lo que había pasado entre nosotros.

Justo en ese instante, Justin regreso y sus ojos se clavaron en mí, con una ligera sonrisa dibujada en los labios, la cual quise borrarle de un golpe. ¡Que tonta había sido! ¡Tenia novia! Y lo tal como lo creí, solo había sido una calentura y ya.

― ¿Qué dice tu novia, Jus? ―Bromeo Cris y entonces el rostro de Justin se transformó. Me miro con preocupación.

―Hola chicos ―Salude acercándome a ellos, evitando que dijera algo más.

¡Novia! ¡Tenia novia!

Me obligue a reír y a aparentar tranquilidad, mientras que por dentro sentía romperme. ¿Por qué me dolía saberlo? ¡Claro! Porque solo me había usado, aunque en teoría yo lo había permitido. ¿Y qué? Yo no tenía a nadie y él sí, y no fue sincero. Si hubiera sabido que tenía pareja, nunca, jamás me hubiera permitido sentir algo por él. Ni siquiera deseo.

De nuevo me había equivocado. Me había dejado llevar y ahora tenía que pagar las consecuencias.

― ¿Kay? ―Levante la mirada hacia Abel, quien parecía haber notado mi actitud distante.

―Perdón ―Conteste fingiendo una sonrisa.

― ¿Todo bien? ―De inmediato mis ojos buscaron los suyos. No había probado bocado, apretaba con fuerza el tenedor y no dejaba de verme, sus hombros estaban tensos y parecía querer decir algo. Algo que yo no quería escuchar.

―Si. Voy al baño ―Sin el mínimo cuidado, empuje la silla y prácticamente hui de la mesa.

No podía seguir con eso. No era de piedra y saber la realidad de las cosas era un duro golpe. ¡Tonta! ¡Tonta!

Mi móvil sonó dentro de mis pantalones y con afán de distraerme en lo que fuera, lo cogí, era Cami. Sonreí. Justo necesitaba hablar con ella. Lo tome, lista para atender, pero antes de que pudiera hacerlo, su mano se cerró sobre mi brazo, haciéndome detener. Habíamos dejado el restaurante y nos encontrábamos en el pasillo.

―Kay... ―Con toda la frialdad e indiferencia que mi orgullo herido me permitió, retire su mano sin parecer alterada, pero al mismo tiempo sin ocultar el desagrado que me producía su tacto. Lo mire a la cara manteniendo la expresión tranquila. Yo también sabia mentir, si era lo que quería que hiciéramos, lo haríamos.

―No hay problema ―Sonreí como toda una actriz. Si esperaba verme llorar y darle el gusto de hacerme sentir como la idiota que era, no lo conseguiría― Sé que solo fue sexo. Y tu novia no tiene por qué saberlo. Descuida ―No espere una respuesta, camine hacia los sanitarios. Entre y me encerré en uno de los cubículos.

Esto era horrible y lo peor, tendría que verlo por 5 semanas más. ¡Estúpida gira! ¡Estúpida yo!


El BajistaWhere stories live. Discover now