El Bajista

Capítulo final

Se que es un poco tarde y que quizás no es el mejor regalo de cumpleaños. Pero mujer, sabes que te quiero mucho. Feliz cumple Kay!!!

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~Justin~

― ¿Podemos hablar? ―Abel ignoro mis palabras y fingió seguir en lo suyo. Fingió. De eso no tenía dudas, pues justo esa mañana lo había visto limpiando su guitarra, así que eso era solo un intento para librarse de mí―. Abel... ―de nuevo hable pero él se giró, dándome la espalda.

Ahogue un suspiro de frustración y me dispuse a insistir. En realidad, podría dejar las cosas por la paz e ignorar su advertencia, sin embargo, eso podría traerle problemas a Kay. Ellos se llevaban muy bien y desde luego que lo último que deseaba era causar un conflicto. Además, de que mis intenciones eran auténticas y no tenía inconvenientes con hacérselo saber.

―Abel... ―Dije, de golpe se dio al vuelta, tomándome por sorpresa. Levante instintivamente las manos, pero no hizo nada, solo me miro con furia.

―Ya te lo dije, Justin. No creo que tenga que repetirte las cosas. Sé que no soy quien para intervenir en sus asuntos. Kay es una mujer, pero no es como las que acostumbras tratar...

―Eso lo sé ―asegure, pero él sacudió la cabeza.

―No lo creo. Y la muestra más clara es el hecho de que tú tienes novia. Lo que significa que solo estás jugando con ella ― ¡Mierda! ― ¿Vas a negarlo? ―pregunto mirándome con severidad.

¡Joder! Me había acorralado.

―No, Abel. No voy a negarlo, pero...

―Puede que ella sea demasiado ingenua y lo deje pasar. Soy hombre, Justin. Sé muy bien cómo hacer caer a una mujer y seguramente le has hecho mil promesas para que caiga, pero yo no puedo dejarlo de lado.

―Yo no estoy jugando con ella ―dije un tanto molesto. Levanto una ceja, mirándome de modo sarcástico―. Voy a terminar con mi novia.

―Eso es lo que dices, pero hasta no verlo no creerlo. Justin ―me miro muy serio―, suficiente tuvo con el desgraciado de Del, para que vengas tú también a joderle la vida...

― ¿A quién van a joder? ―La voz de Cris nos hizo mirar hacia la puerta del salón. Él entraba y Kay le seguía de cerca. ¡Mierda!

Ella me miro interrogante e inquieta. ¿Había escuchado algo de la conversación?

―A ti, si no prácticas como se debe ―intervino Abel rompiendo la tensión. Cris soltó una carcajada y se acercó a él.

― ¡Hombre! Que responsable te has vuelto ―Se burló dándole una palmada en el hombro. Abel movió la cabeza y volvió a clavar su mirada en su guitarra. Kay seguía en el marco de la puerta, mirándonos alternadamente.

Sin embargo, teníamos que practicar antes de la presentación, así que el asunto quedó interrumpido.

***

― ¿Paso algo? ―pregunto una vez que nos quedamos solos en el camerino.

Trate de mostrarme tranquilo, pero desde luego que ella noto mi distanciamiento. No obstante, después de que Abel nos viera juntos, prefería guardar las apariencias, hasta hablar con Sofía y terminar las cosas. Solo una semana, dos presentación y regresaríamos. Abel tenía razón, Kay no se lo merecía, pero tampoco sabía que yo tenía muy claro eso.