Capítulo 10

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~Justin~

Había tomado una decisión después de esa noche. Terminaría con Sofía. No podía negarlo, era un hecho, estaba loco por esa chica. Con otras no me había importado que estuvieran ebrias, habría tenido sexo con ellas, pero con Kay era distinto. Sencillamente no podía hacerle eso, no era justo. La deseaba, pero quería que estuviera consciente, que pudiera recordar todo lo que tenía para ella. Sin embargo, con mi rechazo solo conseguí herirla. Me lo dejo claro los siguientes días, en los que ni siquiera por error me miraba y eso dolía. Pero me lo merecía, por idiota.

Y aunque las cosas no me agradaban, en cierto modo era mejor mantener distancias o no podría resistir la tentación. No dejaba de pensar en el sabor de su boca, en la suavidad de su piel, en los sonidos que emitía mientras la tocaba. ¡Joder! Recordarlo me ponía duro y tenía que luchar por no arrinconarla debajo del escenario, en el pasillo o incluso en algún otro sitio. Pero no, haría las cosas bien.

El problema era, que por muy cretino que fuera, no podía terminar con Sofía por teléfono. Tenía que ser en persona y por lo visto, ella también parecía estar lidia esos días. En una semana, solo hablamos una vez y fue una conversación sosa y carente de emoción. Algo había cambiado en nuestra relación, yo había cambiado. Solo espera que ella no comenzara a hacer conjeturas que pudieran perjudicar a Kay. Eso era lo único que me preocupaba. Poder afectarla, como lo había hecho el estúpido de Del.

***

¡Idiota! ¡Gilipollas! ¡Cretino!

Los adjetivos no me alcanzaban para definir al tipo que acompañaba a Kay. Era un desgraciado, un completo cerdo. Aprovechaba cualquier oportunidad para rozarla. Cuando se acercaron a la mesa de bebidas, se colocó detrás de ella, consciente de que cuando retrocediera se impactaría con él. ¡Infeliz! Después, mientras se sentaban en uno de los sillones, dejo la rodilla un poco fuera, para que alcanzara sus piernas. ¡Quería destrozarlo!

Y sin embargo, Kay parecía dispuesta a seguirle el juego, no, ella solo intentaba mantenerse lejos de mí, pero era ajena a las intenciones del cretino.

No podía quitarle los ojos de encima y ella lo noto. Se había quedado sola, después de intercambiar un par de frases con el idiota. Quien parecía tener planes, pues por casualidad escuche cuando fanfarroneaba diciendo que esa noche se la llevaría a la cama. Que soñara, porque no lo permitiría. Después de tomar una bebida de la mesa se alejó entre los cuerpos que bailan al ritmo de give it 2 me. Parecía intentar escapar de mi o... vi que se diría a los aseos, justo por donde habia desaparecido el tipejo.

¡No! Sobre mi cadáver.

Empuje todos a mi paso y logre llegar a ella antes de que lograra llegar al pasillo. La rodee por detrás empujándola hacia donde las luces eran prácticamente nulas.

― ¿Qué te pasa? ―Se quejó empujándome.

Me odiaba. Lo veía en sus ojos. Podría dejar las cosas así y no meterme donde no me llamaban, no tenía nada que ver con que no fuera yo, sino con el hecho de que Kay no se merecía eso. Ella era diferente, aunque tratara de parecer lo contrario. Y el único culpable era yo.

―No te vayas con él ―Mi suplica salió más a orden y de inmediato reacciono a la defensiva. Pero para mi sorpresa, su malestar paso a diversión. Sonrió de modo perverso. ¿De verdad quería irse con él?

Aproveche la cercanía y tome las llaves de su chamarra. Quizás no sirviera de nada, porque podrán encontrar cualquier otro lugar, pero intentaría evitarlo a toda costa.

El BajistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora