Capitulo 6

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Natalia

Varios golpes en la puerta me despiertan, abro los ojos sobresaltada y echo un vistazo a mi alrededor. Poco a poco recuerdo dónde estoy y miro el reloj de mi móvil. Son las siete de la mañana. Me levanto como puedo, mis lesiones están mejor pero aún me molestan. Me acerco a la puerta, no me atrevo a abrirla y pregunto:

—¿Sí? —siento terror de que Mario haya podido descubrir dónde estoy.

—Natalia, no te asustes, soy Manuel. Te traigo unas cosas que me encargó ayer César para ti.

—¿Unas cosas para mí? —le pregunto al tiempo que abro la puerta sorprendida. Trae sujetas varias bolsas en las que puedo apreciar los logos de ZARA, Dolce & Gabbana y Converse. Extiende las bolsas para que las coja, y no sé cómo lo hago, pero acaban en mis manos.

—Que tengas un buen día, Natalia —se marcha.

—Eh... gracias... —no sé qué más puedo decir.

Pongo las bolsas en la cama y me quedo mirándolas como si tuviera miedo de abrirlas. Me decido por la de Zara. Es ropa lo que hay dentro. Tiro de la tela y ante mí aparecen un par de vaqueros de pitillo desgastados, en color gris y de mi talla. Vuelvo a meter la mano dentro de la bolsa y esta vez saco una camiseta entallada de algodón en color blanco. Lo dejo todo cuidadosamente estirado sobre la cama. Me quedo mirando durante unos segundos, sin saber realmente qué debo pensar sobre esto, y recuerdo que aún me quedan dos más por abrir. Saco una caja y son unas zapatillas Converse bajas de color negro, del número 38, el mío. La de Dolce & Gabbana es la siguiente. Esta es más pequeña y pesa menos. Introduzco la mano y lo que descubro en ella me deja sin palabras. Es ropa interior, un sujetador y unas braguitas sin costuras en blanco...

Esto es increíble, ha pensado en todo. Varias preguntas me asaltan. «¿Cómo ha podido saber cuál es exactamente mi talla? ¿Habrá ido él a elegirlo personalmente? ¿Cómo voy a mirarlo ahora sabiendo que me ha comprado incluso ropa interior?». No me da tiempo a pensar nada más cuando vuelven a llamar.

—¿Hola? ¿Quién es? —pongo la oreja pegada a la puerta para oír la contestación.

—Soy César —oh, mierda, no sé dónde meterme y abro lentamente.

—Em... hola... —le digo, visiblemente avergonzada por la rendija.

—Hola, Natalia, vengo a comprobar que todo lo que pedí te ha llegado correctamente.

—Oh... sí, no deberías...

—Lo sé, pero sé que no tienes nada para cambiarte y hoy tenemos que salir, ¿recuerdas?

—Em... sí... —soy incapaz de articular más palabras. Mira hacia la cama y después a mí.

—Bien, te dejo para que te prepares. A las ocho en punto estaré aquí de nuevo para recogerte —sale de la habitación y cierra.

Durante un momento miro la puerta cerrada. La alarma de mi móvil suena, salgo de mis pensamientos y voy hacia él. Lo apago y saco una toalla del armario empotrado que hay enfrente, me meto en la ducha y termino de arreglarme. Todo me queda como un guante.

A las ocho en punto golpean la puerta.

—¿Estás lista? —me mira de arriba abajo—. Ya veo que sí, estás muy guapa, Natalia.

—Gracias, tú también estás muy guapo —le digo mientras mis mejillas se sonrojan. Por primera vez le veo con ropa de calle. Viste unos vaqueros claros ajustados, desgastados y rotos en la rodilla, una camiseta blanca y unas Nike negras. Vamos casi iguales.

Dr. Engel (EL 16/01/2020 A LA VENTA - EDITORIAL ESENCIA DE GRUPO PLANETA)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ