Capítulo 11

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EDITH

Menos mal que me agaché cuando saltó hacia mí, pero haber esquivado sus manos, que iban dirección a mi cuello, le había enfadado más. Me di la vuelta y de repente: puñetazo en el costado. Aprovechó que me doblé, como acto reflejo, para darme un codazo en la espalda. Casi caigo al suelo inmóvil, pero me levanté resistiendo el dolor. 

"No voy a rendirme, no voy a morir, no así."

-¿Tanto te cuesta quedarte quieta y perecer? Que molestos sois los seres humanos.

Le di una patada en el estómago, pero me sujetó el tobillo tras el impacto, que apenas sintió.

-Dijo el que tiene más picos en su estado emocional que en la punta de las orejas.

Me levantó por los aires para finalmente estamparme contra el suelo. Brotó un líquido de mi nariz y teniendo en cuenta que yo nunca me resfrío solo podía ser sangre.

-No nada de eso. Lo que pasa es que sé lo que debo hacer. 

"Y yo." Desdoblé mi capa y le rodeé el cuello con ella. Colocando mi rodilla en su espalda, en el medio de su columna, tensé la tela hasta que su respiración se entrecortó.

-Ahora mismo lo que estás haciendo es el ridículo. Para ya, príncipe de los cambios de humor.

Con su pie izquierdo arrastró el mío hacia sí, haciendo que perdiese el equilibrio y tuviera que soltarle. La capa acabó en el suelo, junto a mí.

"Mierda, casi le tenía."

-Si crees que el sarcasmo te va a proteger, triste humana, es que vuestra raza no sabe lo que es un escudo.

Me agarró las muñecas y se tiró encima. Me estaba aplastando el tórax, joder, como dolía. De repente se alejó, sin soltarme, y me propinó un cabezazo que no causó una brecha por suerte.

-Y si tú crees, estúpido elfo, que vas a poder con una superviviente de mi calibre es que tu raza debería probar la humildad.

Patada en las pelotas, pero, gracias a la resistencia de elfo, no sirvió.

"Estoy jodida."

Tenía una mueca extraña, no era su sonrisa habitual. Sí, mostraba sus dientes, pero no era Tristan. Entre eso y la rabia de sus ojos, parecía como si no fuese el mismo chico que me había salvado en casa de Deb. El mismo chico al que le gustaba... Eso es, le gustaba, y si no funcionaba ya podía darme por muerta. Pero tal vez el amor si era útil, para mí al menos. 

"Que asco."

Le besé y noté como perdía casi por completo la fuerza con la que me tenía sujeta. Se le estaría yendo la sangre a otro sitio.

"Eres mío, ahora le toca el turno a Edith." 

Rodé - y le hice rodar - hasta que la que estuvo encima fui yo. Sus manos habían soltado mis muñecas para caer en mi cintura. Me aparté para mirarle la cara, parecía ser el de antes. Pero no podía dejarlo así, me tenía que asegurar.

Deshice la cama desde el suelo para atarle las manos a las patas de la misma con la sábana.

-¿Te apetece jugar?

Sonrió, esta vez se parecía más a el elfo bonachón, pero había algo en sus ojos que me perturbaba.

-No, me apetecen explicaciones. 

Tornó en serio, seguía esperando que no se solotase y si tenía en cuenta su fuerza, era muy probable que pasase.

-¿Desde cuándo apoyas a los idiotas de nombre estúpido?

Las Seis ReliquiasWhere stories live. Discover now