Capítulo 3

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Narra Madison

Me pongo una sudadera por encima de la cabeza y unos vaqueros rotos en las rodillas y bajo a la cocina encontrándome a mi tía.

Ya son las seis de la tarde, y acabo de despertarme después de semejante noche que tuve ayer.

-Ya era hora de que te despertaras. –Dice mi tía desde el salón.-

Hago una mueca y me siento a su lado en el sofá. Está viendo la película Querido John en la televisión.

-No puedes seguir así Madison. Si no vas a terminar el año en el instituto, podrías ayudarme en las tareas de casa al menos.

-Sí... claro. –Murmuro.- Haré lo que sea.

-Y vas a tener que recortar tus salidas nocturnas. –Me dice.- No me gusta que salgas tan tarde todas las noches.

-Claro, intentaré salir menos. –digo también.-

No me importa tener que ayudar en las tareas domésticas, ni tener que salir menos. Probablemente cuanto menos salga, menos veces me pasará lo de anoche.

-Gracias. Me alegra que no pongas pegas. –Confiesa.- Kate ha llamado hoy. –Dice entonces.-

Frunzo el ceño. Hacía semanas que no llamaban ni ella ni Dimitri, por eso me resulta raro que ahora lo hagan.

-Vale. –Intento no darle importancia.-

-Quedan dos meses para las vacaciones de verano y a tu padre y ella les encantaría que pudieras pasar con ellos el verano entero.

-Lo tendré en consideración. –murmuro.-

-¿En serio? –pregunta algo fascinada.-

-No. –Digo seca.- No pienso volver a California, no con ellos.

Mi tía suspira. Sabe lo tuerca que soy con este tema, y sabe también que no hay nada que pueda hacerme cambiar de opinión para que quiera estar con ellos.

-¿Vas a salir? –Me pregunta cuando se da cuenta de que no llevo el pijama.-

-Había pensado en ir a pasear por aquí cerca.

-Está bien, intenta llegar antes de que anochezca. –Me pide y yo asiento mientras me levanto del sofá.-

Salgo de casa y empiezo a caminar por la carretera y poco después me desvío hacia el descampado. Me tumbo sobre el césped verde espeso y profundo por estos últimos días con abundantes lluvias.

Jared es libre. Está en Nueva York.

Lo peor de todo no es no saber cómo sentirme con esto, sino sentir que todo el trabajo que he estado haciendo durante tanto tiempo puede salir por la borda, trayendo a mis sentimientos de vuelta.

Permito torturarme un poco recordando aquel día en el que nos encontrábamos tirados sobre el césped, justo como yo ahora, a diferencia de que en mi recuerdo estábamos juntos.

Acaricio el césped con las yemas de mis dedos y cierro los ojos aspirando el profundo aroma que la naturaleza me proporciona. Me desplazo a un lugar donde estoy junto a él, donde las yemas de sus dedos son las que acarician mi piel lentamente, y sus labios le dan atención a los míos.

Pero esta no es la realidad, la realidad es el mundo en el que vivimos, no el mundo en el que queremos vivir. O eso es lo que me dice la gota que cae de las nubes grises que acaba de caer en mi mejilla.

Aquel día no llovía, ¿por qué está lloviendo ahora? Porque nada es igual. Ni el lugar es el mismo, ni el tiempo es el mismo, ni yo soy la misma. Todo es diferente, ni siquiera las nubes son las mismas.

DROPPED 2 - CLOUDSWhere stories live. Discover now