Diario de un Mariquita

Cabeza Alta.

Todos mis compañeros mandaban mensajes sin cesar por el grupo de WhatsApp. "Voy muy pedo, ¿alguien me acompaña a casa" "algunos me debéis todavía 2 € del botellón" "mañana resaca seguro".

Joder, siempre me pierdo lo mejor.
De madrugada, por el camión de la basura y su estrepitosa llegada al bulevar , me he despertado.

Ya no he vuelto a conciliar el sueño y he decidido darle un repaso al Instagram. Después de ver varias fotos de mis compañeros con copas en la mano y riéndose he llegado al mayor de mis temores.

La foto era de Javi. Al principio no he distinguido quién era la chica a la que besaba, para no tener que pasar más tiempo ese mal trago, he seguido bajando y al minuto me he encontrado con una foto de Sandra. Debí imaginarlo, se trataba de la misma foto que hacía un minuto había ya visto en el perfil de Javi.

De súbito me han entrado unas ganas enormes de llamar a Daniela y Rocío y contarles lo que he visto, pero a continuación he mirado el reloj y he decidido que las 5 no es buena hora para llamar a nadie, esperaré hasta el mediodía como poco, que ayer fueron de fiesta.