Qué asco doy.

38 0 0
                                    

Saludé con dos besos sin muchas ganas y sin decir nada.

Pensé en subir a casa pero ya no podía echarme atrás.

Lara no fue ni mucho menos discreta y no se cortó un pelo en contar todo lo que habían estado haciendo en su casa. Cada vez, él se ponía más colorado. Tuve que cortarla, no podía seguir escuchándola.

- Tía, cállate ya, el pobre chaval se muere de vergüenza.

- ¿Y tú qué coño pintas aquí?- respondió de mala manera.

- Lo mismo que tú, puta. - No pude contenerme.

- Pelea de gatas.- Intervino Marcos, chistoso.

- Ey, va, va todos amigos.- Intervino Javi por primera vez.

Aún me agradaba escuchar su voz, aunque tuviera muchos líos en mi cabeza.

Javi sabía que yo no estaba bien. Nos conocíamos desde que éramos muy pequeños. En un momento de intimidad inició conmigo una conversación.

-¿Cómo vas Raúl?- Preguntó tímido.

- Bien, muy bien.- Sonreí falsamente.

- A ver, Raúl, que te conozco, que no soy tonto.- replicó.

- Buff, no te preocupes- quise desviarme del tema- movidas mías...

- Bueno, ya sabes para lo que necesites...- respondió amable.

Le lancé una sonrisilla de agradecimiento, falsa pero sincera a la vez. Sabía que Javi solo era un chico inmaduro e inconsciente, no quería hacerme daño adrede.

Lara vino al instante y cogió a Javi del brazo, borracha como una cuba. Sonreía y emitía chillidos, casi no se le entendía al hablar. Aquella noche no tenía ganas de beber, ni de hablar con nadie, no sé por qué estaba allí, sin saber qué decir.

Saqué mis Malboro y ofrecí a todos. Marcos, Javi y Lara cogieron uno, Alicia no quiso.

Entre calada y calada intentaba colocarme la cabeza, no era fácil, nada era fácil desde hacía un tiempo.

Diario de un Mariquitaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن