Diario de un Mariquita

¿Aún es miércoles?

Llego a casa. Mis padres no están, tienen que trabajar.

Saludo a Alejandra sin mucho afán y me tumbo en la cama. ¿Aún es miércoles? pfpfpfpfpf...

Tengo mañana examen de tecnología, el viernes de matemáticas y el lunes, física. Este último es muy chungo, muy muy chungo.

Me da igual, no están mis padres, voy a aprovechar para chatear con Leyre, lo necesito.  "Contesta, contesta..." rezo a mi puto Dios todopoderosos que me odia.

"Hola!" recibo al minuto. Un suave "gracias" se ahoga entre mis suspiros. Le cuento todos mis males, me consuela, lloro, se lo cuento, me invita a creer en ella y a llorar en sus hombros, siento que me alivia hablar con ella, me hace sentir confianza y aprecio incalculables.

Me ha llamado Rocío, lo he cogido y le he contado que había estado hablando con Leyre. Ella me ha comentado que el martes, cuando acaben los exámenes, los de mi clase harán una quedada especial, ya que va a venir un chaval de Génova, amigo de Miguel. Qué mona. Me llama porque sabe que me tienen incomunicado en esta jodida familia. Le di las gracias por llamar, pero yo sabía que eran muy mínimas las posibilidades de que me dejaran salir.

Odio a mis padres.

Voy a ponerme a escuchar algunas canciones que me ha recomendado Leyre.