61. Las apariencias engañan

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CAPITULO 61:

61. Las apariencias engañan

Madison, 26 de febrero de 2014

Dylan y Jordan prometieron no hablar de lo ocurrido el último 25 de diciembre bajo ninguna circunstancia. Dylan quería olvidar y Jordan no quería ni recordar lo que había pasado antes de que termine la noche. Aun así, Jordan no quería dejarla, había sido una sola vez que la encontró en tan mal estado, solo sus amigos sabían que ella consumía drogas pero no con tanta frecuencia. Él pensaba que con ese gran susto, ella iba a recapacitar sobre lo ocurrido aunque sabía que era muy difícil dejar las drogas. Todavía puede recordar las noches de insomnio, los dolores en todo el cuerpo, vivir en la calle, la fuerte necesidad de robar para poder consumir un poco de cocaína para calmar la ansiedad, incluso también recordaba la primera vez que consumió crack, había sido todavía más fuerte que la cocaína y lo había llevado a un paraíso más lejano y placentero. Wexler le había prohibido volver a consumir crack porque le dijo que una vez que se entra, ya no puedes salir. La tentación había sido insoportable pero sabía que si desobedecía esa orden iba a pagarlo muy caro aunque un día ni lo recordó, volvió a consumir aquella sustancia que lo hacía volar hacia lo más alto y cuando su jefe lo descubrió había hecho cosas aún peores de lo que él pudo haber hecho con Dylan, desde entonces, jamás volvió a desobedecer una orden y prefería consumirse por la mismísima abstinencia a tener que recibir otro castigo por parte de Wexler.

Dylan adoraba la ciudad de Madison, le encantaba el sonido y el ambiente de la ciudades de esas dimensiones, ya las ciudades sobrepobladas le ocasionaban estrés, ese era uno de los motivos por los que no le agradaba Buenos Aires demasiado. Además, siempre se había sentido extraña hablando español aunque cuando había regresado a Wisconsin le habían quedado muchas costumbres.

Esta vez, Jordan le dijo que tenían nuevos tratos que cerrar y quería que ella estuviera presente. Necesitaba contarle qué era lo que hacían, como se manejaban, como debían actuar. Jordan también quería que Dylan aprendiera a enfrentar algunos miedos, que se familiarice con ciertas imágenes, actitudes y personas, que sepa en quien confiar y en quien no, en identificar gente de las suyas y cuáles eran los rivales. El moreno había empezado a trabajar a una muy temprana edad y tuvo que aprender a la fuerza, por las mismas vivencias a partir de consejos e indicaciones que le daba su jefe. Él quería que Dylan sacara a la luz ese talento oscuro, que demostrara que era buena en la persuasión, en el engaño. Jordan sabía muy bien que aquella chica ocultaba un faceta muy difícil de encontrar en cualquier persona, era hábil, inteligente, veloz y sabía que palabras usar en el momento indicado.

-¿Me llevas a algún lado a disparar? -Dylan pregunta impaciente mientras Jordan conducía por la carretera.

Esta vez quería que vayan ellos dos solos, no quería nadie que lo llevara a ningún lado, mucho menos a ella. Tenía que decirle varias cosas antes de llegar, también quería estar a solas con ella, últimamente no tenían mucho tiempo para estar solos y cualquier momento que encontrara disponible era suficiente excusa como para que estuvieran juntos.

-No, esta vez vamos por negocios. -Jordan sonrió de lado.

Le gustaba cuando preguntaba con naturalidad cosas que no cualquiera se lo tomaría de ese modo.

-Pensé que íbamos a seguir con eso, me hiciste practicar mucho últimamente. -ella mencionó mientras tocaba su dige con la mano derecha, se había hecho una costumbre desde que se la regaló.

-Es porque teníamos tiempo para hacerlo y era algo que me quedaba pendiente. -Jordan dijo mientras seguía con los ojos al frente.

-Sabes que sé disparar, sabes que tengo buena puntería. -ella reprochó mientras seguía con su mano en el pecho.

Addicted [l.r.h.] #1Where stories live. Discover now