FINAL: Lobos, eso es lo que somos

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CAPÍTULO FINAL:

81. Lobos, eso es lo que somos

Cada paso que hacía era cada vez más seguro a pesar de que sentía la tensión a su alrededor. Era la primera vez que pisaba aquel sitio y no dejaba de cruzar en su cabeza la idea de estar allí por mucho más tiempo y no de la manera en la que había ido entonces. No podía creer cómo las cosas pudieron haber terminado de aquella forma, como él podía terminar de aquella manera. Había muchas cosas que no le terminaban de cerrar pero sabía perfectamente que él no era ningún idiota, lo buscó, él sabía lo que hacía.

Siguió con su camino y fue directo a la cabina que le habían asignado. No le dio importancia a la gente que estaba alrededor y mucho menos a los policías que no le podían quitar los ojos de encima. Era la primera vez que alguien iba a visitarlo, era la primera y única persona que tenía alguna relación con él o, mejor dicho, la única persona que se atrevía a hablar con él. Estaban lejos de casa pero no le impidió evitar que vaya a verlo, tenía que hacerlo y también era lo que quería. Se sentó en la silla y tomó el teléfono. Esperó por unos segundos y allí estaba, vestido de naranja, un color en el que jamás se había imaginado. Él repitió los movimientos y sonrió al ver a esa persona frente a sus ojos y no le importaba que los separara una pared de acrílico, era lo mejor que le había pasado en los últimos tres meses.

—Hola, D. —él dice sin quitarle los ojos de encima.

—Hola, Jordan. —ella sonrió a pesar de que había tenido unos meses bastante pesados. Las cosas habían cambiado demasiado para los dos, las preocupaciones para Dylan fueron mayores y tuvo que renunciar a muchas cosas pero lo aceptaba, sabía que lo que le tocaba era lo que ella misma se había buscado aunque todavía no podía quitarse el dolor del pecho.

—¿A qué se debe tu visita? —preguntó sin despegarle los ojos de encima— Por cierto, me gusta mucho verte de nuevo con tu color natural.

Poco después de tomar las fuertes decisiones, Dylan decidió volver a tener su viejo color de pelo, sentía que ya no hacía falta ocultarlo, no tenía más nada que perder.

—Vengo a decirte varias cosas como también vengo a hacerte preguntas. —respondió de forma neutral. No podía evitar admitir de que se veía feliz de verlo y se veía bien, algo que decía que no había armado ninguna clase de alboroto.

—¿Crees que es el lugar adecuado para hacerlas? —bajó un poco el tono de voz entrecerrando los ojos.

—No tengo otra opción, tampoco me importa demasiado. —sonrió. Se sentía bien consigo misma, aunque tenía muchas preguntas y también cosas que cumplir.

—Parece que sigues siendo la misma de siempre. —mencionó con una sonrisa.

—Parece que no has tenido muchos problemas aquí dentro. —bromeó— Hasta creo que estás de mejor humor.

—No es tan malo después de todo. —se encogió de hombros— Estoy acostumbrado a estar rodeado de hombres pero definitivamente me haces falta.

Dylan desvió la mirada junto con una sonrisa y volvió a él.

—Después de lo de la corte, supongo que no nos vamos a volver a ver cara a cara por un largo tiempo. —comentó y él suspiró.

—Son riesgos que uno tiene que tomar por el equipo. —dijo con firmeza.

Dylan sabía que había algo raro en todo aquello, sabía que Jordan lo había pedido, él mismo buscó su condena. La policía había llegado y Jordan estaba allí dentro junto con dos lobos más y un grupo bastante amplio de hombres de Tucker. Habían quedado rodeados, hubo un tiroteo con la policía pero Jordan no había sido partícipe, simplemente se entregó desarmado y se lo llevaron. Ahí fue cuando lo identificaron y lo condenaron, los policías parecían estar orgullosos de su captura. Dylan lo había visto todo por la televisión y sintió un vuelco en el pecho, aquello iba a traer grandes cambios, que capturen a su líder era algo muy difícil de pasar y ella tampoco tenía la fuerza como para seguir adelante con ello, tratar de hacer algo para liberarlo.

Addicted [l.r.h.] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora