Enigmático (VERSIÓN SIN EDITAR)

Capítulo 3

— ¿Qué os parece? — les cuestioné a Isabelle y a Benjamin, mostrándoles una de las tres pinturas que había traído al mercadillo.

— ¡Es preciosa! — exclamó Isabelle admirando el lienzo que terminé dos noches atrás.

Sonreí satisfecha ante su respuesta y volteé la mirada hacia Benjamin, para poder escuchar su crítica. Benjamin siempre demostraba una actitud más precisa respecto a mis pinturas, puesto que de alguna manera él lograba percibir las emociones que yo plasmaba en mis lienzos.

— ¿Y bien? — dirigí mi interrogación hacia mí amigo, quien observaba con detenimiento la pintura —. ¿Qué te parece?

Admiró la pintura durante unos segundos, probablemente analizando la escala de colores.

— Eli.

— ¿Mm?

— ¿Por qué pintas de esa manera?

— ¿Qué?

—Si te das cuentas — señaló ciertos trazados del lienzo —, las tonalidades que utilizas son opacas, rara vez son colores vivos. Últimamente he estado fijándome con mayor detenimiento en cada una de tus pinturas, y debo decir que ninguna de tus pinturas muestra entusiasmo. Sino todo lo contrario. Miedo, dolor, melancolía, aislamiento.

Mis ojos se abrieron como platos ante las palabras de Benjamin.

— ¿Qué estás diciendo Benjamin? —farfullé tropezando con mis propias palabras al hablar —. Es solo una pintura... es más, ambos sabéis que siempre suelo utilizar muchas tonalidades en diferentes lienzos, así como contrastes.

— Eso es mentira —declaró con un tono de voz duro, no muy inapropiado de él en mí —. Mi madre nunca pinta de esa manera, con tanto pesar en cada uno de los trazados, al igual que el hombre que muestra sus lienzos en la plaza.

— ¿Y qué tiene de malo el pintar de esa forma, Benjamin? Cada persona tiene su propio estilo y este es el mío —me opuse por completo a su teoría.

—Claramente quiero entender qué ronda por tu cabeza estos días. —se cruzó de brazos. Isabelle lucía un poco incómoda, así como desconcertada con la situación.

—No me pasa nada, de verdad —resoplé —. Simplemente me atrae este estilo de arte. Es más, me fascina saber que no me limito a seguir un mismo procedimiento, sino que soy capaz de plasmar desiguales expresiones artísticas en mis cuadros —me encogí de hombros.

—Algo ocultas, Eli.

—No oculto nada —dije con total seguridad.

Tanto Benjamin como Isabelle, conocían mi pasado con Dominique, puesto que todos íbamos al mismo instituto. Sabían que me había enamorado de él, y que él se marchó hacía más de dos años a América junto a su hermano Edmé. No obstante, decidí mantener al margen mis sentimientos por él, puesto que no me agradaba tener que ver en los ojos de mis amigos ni en los de nadie cualquier sinónimo de pena.

—Si Eli dice que no miente, entonces no tenemos por qué preocuparnos por ello —se apresuró a decir Isabelle —. No obstante, Eli, ya sabes que puedes contarnos todo y...

—Tranquila — esta vez fui yo quien interrumpió —. Sé que puedo confiar en vosotros.

Los tres nos mantuvimos en silencio. Tan solo percibiendo el sonido de las aves sobrevolando por el despejado cielo. Hoy sí que parecía un día de primavera, no como días atrás.