Capítulo 5

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¿Qué tal esta? le cuestioné a Isabelle, mostrándole un jersey blanco fino, así como la chaqueta gris de punto que era de mi madre.

De verdad que no entiendo de donde narices sacas esa ropa observó boquiabierta las prendas.

Era bastante específica a la hora de vestir, es más, las veces que había ido de compras como mucho volvía con una bolsa, mientras que lsabelle no sabía dónde meter las suyas.

—Hay mucha ropa que es de mi madre de cuando era joven —me encogí de hombros —. El resto la voy comprando por diferentes tiendas. No tengo ninguna fija.

—Admito que no me va mucho el estilo vintage —se alzó de repente de la cama, permaneciendo a escasos centímetros de mí —, pero te favorece.

Le guiñé un ojo ante su aprobación y de inmediato me dispuse a desvestirme.

Había pasado ya casi una semana desde la última vez que había visto a la familia Roche. No los había visto por el pueblo, ni a Edmé ni a Dominique, tampoco en el lago, donde solía acudir algunas tardes.

Por unos instantes me replanteé el hecho de que los hermanos Roche hubiesen vuelto a América, sin embargo, divisaba las ventanas de sus habitaciones correspondientes abiertas cada vez que volvía del trabajo, lo que significaba que no se habían vuelto a marchar.

¿Irán tus padres a la barbacoa? me cuestionó Isabelle colocándose adecuadamente la cola de caballo.

confirmé —. Con Doriane y Martin

¿Dominique y Edmé vendrán?

La semana pasada dijeron ambos que sí —asentí con la cabeza a la vez que me posicionaba correctamente la falda vaquera abotonada —. Ya te dije esta semana que Edmé vendrá con nosotros.

— ¡Es verdad! No me acordaba —rió —. Pero ¿y con quien se supone que irá Dominique? Que yo sepa, no lo has visto en toda la semana por el pueblo —dijo Isabelle cambiando de compostura, a una más seria.

—No lo sé —murmuré —. Tal vez, ¿solo? —hice una mueca con la comisura de mis labios, a lo que Isabelle se encogió de hombros.

Ambas nos mantuvimos en silencio mientras nos terminábamos de arreglar, limitándonos a escuchar la canción que Isabelle había escogido con su móvil: Im So Excited del grupo The Pointer Sisters.

Algo que teníamos en común era la música. Preferíamos la música de desiguales épocas a la de nuestra época, aunque admitía que había muchísimas canciones de ahora que me encantaban.

— ¡Dios, me encanta esta canción! —exclamó Isabelle agitando la cabeza al ritmo de la canción —. ¡Tengo ganas de bailar y de beber y de bailar más y de beber más!

— ¿Allí bailaremos? —reí al ver a mi amiga bailando de manera extraña sobre mi cama.

—Allí haremos de todo, amiga mía —me guiñó un ojo a la vez que se mordía el labio.

Extraje de un pequeño frasco unos pendientes de plata en forma de bolas, y justo en el momento que iba a colocármelos, Isabelle me los arrebató de imprevisto. Me apartó el pelo que molestaba en aquella zona, y con delicadeza me colocó el primero.

—Adivina a quien he visto hoy —la escuché gruñir, lo que me daba una clara idea de a quién podía haber visto.

—Olivia, ¿cierto? —suspiré pesadamente.

Por el momento no la había visto por el pueblo, lo cual agradecía infinitamente.

—Esa bruja... —musitó entre dientes —. Les tengo mucho asco a ella y a su grupo.

Enigmático (VERSIÓN SIN EDITAR) Where stories live. Discover now