Capitulo 17

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Escuchar a Edmé interpretando junto a nuestro pequeño grupo de amigos la canción Sex on Fire de Kings of Leon, era todo lo que necesitaba por hoy.

Edmé era quien tocaba la guitarra, mientras que Alaric y Olivier eran quienes cantaban la canción. Alaric y Edmé, cuando eran más pequeños, solían interpretar en algunos locales del pueblo diversas canciones de grupos rock o indie. Alaric como solista y Edmé como guitarrista.

Cuando íbamos al instituto, los tres se presentaron a un concurso de talentos, el cual organizó la junta de profesores. Unos hicieron diversas coreografías de canciones actuales, mientras que otros hacían algunos trucos de magia pese a que al final se sabía cuál era el secreto. Mientras tanto, Edmé, Olivier y Alaric fueron los únicos en atreverse a subir al escenario a cantar. Recordaba a la perfección el miedo escénico de Edmé y como su voz temblaba cuando tuvo que presentarse segundos antes de comenzar a cantar. Sin lugar a duda la actuación de ellos tres sorprendió a todo el público e incluso provocó unos cuantos suspiros por parte de las chicas. Toda la junta de profesores escogió a ellos tres como los ganadores del concurso, y obviamente era algo que no me sorprendía con lo bien que actuaron.

Divisé como Edmé alzaba la mirada de su guitarra, aun tocándola, para así buscar mi rostro entre los presentes. Una sonrisa surgió de entre sus labios, la cual correspondí del mismo modo.

—Qué guapo es Edmé cuando sonríe —escuché decir a Isabelle.

—Y cuando no lo hace también —dije.

—Si hubiesen puesto más empello en el grupo, podrían haber llegado muy lejos —dijo Isabelle, dándole un corto trago a su cerveza.

Pude apreciar con la luz del escenario, como diversas gotas de sudor recorrían la frente de Edmé, al igual que de Alaric. Los dos estaban poniendo todo su empeño en la canción.

—Son realmente buenos —sentenció Benjamin —. Pero como ellos dicen, no les gusta el mundo de las discográficas y demás. Para ellos esto es un hobby, nada más.

—Ellos tienen sus ideas claras del futuro, al menos Edmé y Alaric. Oliver tiene las ideas claras con las chicas —reí.

Oliver siempre había sido el típico mujeriego que existía en todos los grupos de amigos.

—Con todo el dinero que tienen él y su familia no le hace falta trabajar jamás, ni a él ni a su futura mujer, o futuras, porque al paso que va... —explicó Benjamin —. Ya sentará cabeza... es cuestión de tiempo.

—Cuestión de tiempo... —susurré con la mirada perdida en lo poco que me quedaba de cerveza.

—Eli —volteé mi cuerpo en la silla de madera y visualicé la figura de Noah. No me había dado cuenta de que se había levantado de su silla —. ¿Puedes salir conmigo un momento afuera? Necesito hablar contigo.

Escuché un pequeño silbido por parte de mi amiga, lo cual provocó que me sonrojase tenuemente. La fulminé con la mirada y ella me guiñó un ojo.

—Sí, claro —asentí con la cabeza y me alcé de mi asiento.

A lo largo de mi recorrido junto a Noah, las miradas de mis dos amigos estaban fijas en nosotros, quienes reían al verme tan inquieta. No entendía por qué no me lo podía decir frente a mis amigos y por qué debía de llevarme fuera. Solo esperaba que no hiciese lo que tenía en mente porque entonces sí que no sabría cómo responder.

Proseguí la esbelta figura de Noah hasta el exterior. Nada más salir del local y cerrar la puerta tras mí, el reposo de la noche se hizo presente. Nos encontrábamos unas cuantas calles más arriba del bar al que Noah y yo acudimos aquella fatídica mañana en la que casi me ahogué.

Enigmático (VERSIÓN SIN EDITAR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora