25. "Sigues prefiriendo la frambuesa"

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Todo el camino nos la pasamos hablando de muchas cosas sin sentido. Corrimos para ver quien llegaba primero, nos reímos y nos caímos. Sí, yo me caí.

¿Les había mencionado lo tonta que era? Yo, inmersa en mi mundo de bilz y pap o como lo llama mi mamá mi burbuja, había insistido en hacer equilibro en las múltiples cercas del pasto y les juro que había salido todo bien, excelente diría yo, hasta que Calum soltó mi mano. En un leve descuido en el cual Calum soltó mi mano, con la escusa de haber recogido una moneda del suelo, caí.

Calum se rió mucho de mí, bueno, a veces intentaba disimularlo debido mis múltiples llamadas de atención, pero él parecía no preocuparle mucho.

Llegamos a una heladería, yo aún enojada, y pido una copa de helado triple con cobertura de chocolate. Podríamos decir que me encanta el chocolate, pero no quiero presumir.

Cuando la camarera llega nos mira y luego ríe cómplice con Calum al ver mi cara de desesperación por sumergir mi cara en ese pote lleno de un sabroso helado.

Como pueden imaginarlo el helado consta de: Chocolate –obviamente–, frambuesa –infaltable– y menta... odiosa lo sé, pero Calum no me dejó elegir el último sabor, según él estaba siendo aprovechadora. Yo no lo creo.

—Prueba la menta, es sabrosa. —me dice él mientras yo como mi parte del helado.

—No lo haré, es mala y merecía ser reemplazada por otro sabor. —le digo apuntándolo con la cuchara del helado.

—¿Ah sí? ¿Cómo cual? —me mira desafiante.

—Como frutos del bosque o, simplemente, piña. —digo encogiéndome de hombros.

—Oh, vamos. No puedes estar hablando enserio. —me ataca riendo.

—¿Me ves cara de querer reírme? —le pregunto haciendo ademanes con mis manos para que mire mi cara.

—Ya veo, tienes un pésimo gusto. —dice rindiéndose.

—Lo mismo pienso. —digo mirándolo directamente a los ojos.

Al parecer, él no se ha dado cuenta a que me refiero, pero cuando mis ojos se conectan con los marrones de él todo parece cuadrar. Sostiene mi mirada un par de segundos, pero no tarda mucho en contestar.

—No exactamente. —comienza a decir mientras se acomoda en la silla—. Antes tenías un gusto fabuloso, pero ahora... creo que te estás yendo muy por lo común.

—Más bien exótico, Calum. —respondo desafiante.

—No lo creo así.

—No entiendo, Calum. Explícate mejor. —le digo mirándolo directamente a sus ojos y dejando de hacer cualquier cosa que pueda interrumpir la conexión.

—El ser nuevo no es equivalente de bueno.

Después de su vaga explicación caigo en el hecho de que ya no estamos hablando de helados, en realidad, nunca lo estuvimos.

—Quizás algo nuevo se bueno en mi vida. —digo tratando de sonar igual de vaga que él.

Él no dice nada, pero niega con la cabeza mientras una sonrisa le asoma por el rostro.

Joder, que sexy.

—¿Qué? —le digo mientras me sumerjo una cucharada de helado a la boca.

—Nada.

—Anda, Calum. No lo dejes en el aire.

—Ya fue.

Mi inevitable destino. (Calum Hood&tú) |MDET2|Where stories live. Discover now