47. "Domingo"

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Narra Calum

Nos besamos con tanta desesperación que nos cuesta encontrar el interruptor para encender la luz, tampoco es como si fuera tan indispensable, pero con ella a mi lado lo único que quiero es apreciarla, a ella y a este momento por siempre en mi mente.

Ella esta abrazada de mi espalda baja y deja que yo la guie por la habitación, ríe un par de veces cuando tropezamos con algo y luego sigue con su dulce labor de besar mis labios.

Nos acercamos a la habitación de ellas, —puesto que la de nosotros ni siquiera esta ordenada— y cuando llegamos camino lento hacia la cama y caemos de golpe a ella. Incluso así intento dejar caer su cabeza con delicadeza y ella me lo agradece con una inmensa sonrisa. Para de besarme unos segundos en los que no hace más que mirarme de una manera tan increíblemente tierna.

—Sabes que te quiero, ¿Cierto? —habla ella sin apartar su mirada de mis ojos.

Por la intensidad de su contacto, sé que estamos hablando de algo serio, así que no importa lo que hayamos estado haciendo antes, solo me detengo.

Me acurruco a su lado y me dejo invadir por su aroma, intentando recordarlo por siempre—. Claro que lo sé, pero dudo que entiendas la manera en la que yo te quiero.

Eso la deja en silencio mucho más de lo que habría esperado, pero no la apresuro. Me muevo para quedar en frente de ella, nuevamente, y así poder intentar descifrar que es lo que pasa por su cabeza.

—No creo que tú lo entiendas, Calum. —dice ella antes de que pueda volver a hablar. La sinceridad en sus palabras me hace querer escuchar más y así es—. A veces creo que no entiendes que lo que siento por ti es tan real, tan grande y profundo, que no me importa nada más que tus sentimientos, que sientas lo mismo por mí.

Sus ojos brillan con la oscuridad de la luna y me siento obligado a acercarme para sentir su respiración. En un intento desesperado me acerco a su pecho y me recuesto en el con mi oído conectado a su corazón.

Sus latidos aumentan considerablemente y su respiración se vuelve corta y necesitada. Sonrío, porque sé que no me puede ver y porque sé que el causante de su reacción soy yo.

—______ (Tn). —la llamo cortando el momento, ella hace un raro sonido en respuesta. Vuelvo a sonreír al darme cuenta de lo que causo en ella y continúo irguiéndome para mirarla—. Sé claramente lo que sientes por mí, porque es exactamente lo que siento por ti. La diferencia es que soy un idiota que no sabe cómo corresponder tu sentimiento, porque lo siento, ______ (Tn), lo siento aquí. —digo agarrado su mano y atrayéndola hasta mi pecho. Ella me mira sorprendida, pero sus ojos apenas se apartan de los míos—. Te quiero, ______ (Tn). Más de lo que me gustaría admitir. —finalizo con una mueca que la hace soltar una pequeña risita.

Luego de mi rara confesión, el silencio nos invade y lo único que escucho es el acelerado ritmo de su corazón. Incluso después de hablar, su mirada no se aparta de la mía y, no sé si me está mirando asustada o sorprendida. Como respuesta hace algo que jamás espere luego de eso, me besa.

Nuestro beso es dulce al principio, pero luego se torna desesperado, como cuando esperas mucho por algo.

Mis manos viajan por su cintura y siento su piel erizarse al tacto de mi mano, ya que no nos hemos dado cuenta cuando mis manos se han mimetizado con su piel. Ella descansa en la cama con mi cuerpo encima, sé que no le molesta, porque me he asegurado de no cargarme más de la cuenta. La noto desesperarse, pero incluso así sigue pareciendo calmada.

En un movimiento involuntario, ella se tensa bajo mi cuerpo y yo paro, pero no de manera brusca, sino lo más delicado que puedo para no hacerla sentir mal.

Mi inevitable destino. (Calum Hood&tú) |MDET2|Where stories live. Discover now