80. "El destino..."

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Maratón recta final 5/5

Cuando despierto en la mañana me siento rara, diferente. Me muevo y me siento como después de un día de haber hecho ejercicio. Esperen, yo no hago ejercicios.

Me remuevo en la cama y estoy... ¿Desnuda? Me siento y estoy sola. Esperen... ¡Anoche!

Calum y yo... Santa María purísima. Miro hacia todos lados, pero no hay señal de vida. Me acerco a mirar mi teléfono y lo recuerdo. No tengo teléfono.

Escucho un sonido proveniente desde el baño, pero no pienso moverme de la cama en esta facha. Además, no estoy segura si está abierta la puerta, pero... ¿Cómo salió Calum?

La manilla de la puerta se comienza a girar y yo me alarmo. Dios santo...

—¡Buenos días, fresita!

Caigo de golpe contra la almohada y vuelvo a respirar.

—Te preparé un baño para que te sientas más relajada. —me anuncia con una dulzura impresionante en su voz.

—Gracias, Calum. —le digo sonriendo.

Calum se acerca a mí y me saca de la cama envuelta en una sábana. Me río mientras me lleva y bromeo con su "poca capacidad de sostenerme" y él se burla de mi casi nulo peso. No lo creo así, pero eso es lo que dijo.

Le pregunto sobre su madre y él me dice que no me preocupe, que ha salido temprano. Lo miro asustada, pero él me dice que andaba en el baño cuando ella llegó, así que no notó nada.

Cuando me mete en la tina me hecha unas sales raras que, según él, las ocupa su mamá cuando está tensa. Le digo que no estoy tensa, pero él bromea en lo mal que me dejó.

Una vez que estoy dentro le ofrezco que se meta conmigo y él no lo duda.

—Tengo una duda. —le digo haciendo que él me miré—. ¿Cómo saliste de la habitación?

Él se queda en silencio e intenta ocultar una sonrisa burlona.

—Calum... —le advierto.

—Está bien, está bien. En todas las habitaciones hay una llave de repuesto.

Mis ojos se abren al igual que mi boca y mi ceño se frunce—. ¡Pudiste haber abierto esa puerta!

—Tú no lo habrías querido... O dime que te arrepientes de lo que hicimos anoche. —me pregunta haciendo una cara extremadamente sexy mientras alza las cejas de manera picarona.

—¡Calum! —lo reto riendo.

—¡Fresita!

Luego de eso se convierte en una batalla de espuma. Calum me hace unos gorros de espuma y yo me concentro en hacerle la barba que tanto me pide. Pobre, ¿A caso no entiende que es lampiño?

Cuando nuestros dedos comienzan a arrugarse, decidimos que es momento de subir. Arriba Calum decide elegir mi ropa y yo hago lo mismo con la de él. Al principio habría elegido algo muy provocador, pero luego dijo que no quería que nadie más me viera con eso.

Cambiamos las sábanas e hicimos la cama, después nos estiramos en la cama y nos pusimos a sacarnos fotos graciosas. El timbre de la puerta sonó y Calum bajo, no sin antes sacarme fotos solas mientras yo me tapaba y en otras hacía caras raras.

Una vez que estuvo abajo mi teléfono suena. Mi boca se abre cuando veo una foto que el mismo Calum Hood ha subido a Instagram. Yo salgo con mi tomate mal hecho mientras él presiona sus labios con fuerza a mi mejilla. Yo salgo con una inmensa sonrisa.

Mi inevitable destino. (Calum Hood&tú) |MDET2|Where stories live. Discover now