Capítulo 12

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Cerré los ojos esperando que la muerte llegara a mi de manera rápida. Miles de recuerdos recorrieron mi mente en una vieja película, el olor a las empalagosas pero deliciosas galletas de menta con chocolate de mamá, la sensación de tocar el pelaje de Boone, el perro de la tía Alberta, los waffles de papá, ya está, moriría.

—Thunder —Llamó el oficial Marcus.

Abrí rápidamente los ojos. No había ni rastro de la sombra que me había estado acechando hace unos segundos. Me descubrí hecha un ovillo en la plana superficie que juraba llamarse cama. El oficial me miraba con impaciencia esperando a que respondiera su llamado.

—¿Si? —Respondí en un hilo de voz.

—Tu tía dejo esto para ti —Me acercó un paquete marrón— Eso era todo —Dijo retirándose.

Tenía que actuar lo más rápido posible si quería salir de acá y amanecer viva, como mínimo. Pensé en la manera más fácil de hacer que me dejaran salir, la idea llegó en un relámpago.

—Oficial Marcus —Llamé con voz cantarina.

—¿Qué se le ofrece Thunder? —Preguntó deteniéndose.

—Uh...¿Tiene la hora? —Titubeé.

—Diez menos cinco  ¿Algo más? —Dijo un poco irritado.

—Vaya que es tarde —Resoplé dramáticamente— Me preguntó si el cuerpo de mi padre fue encontrado —Solté una lágrima.

—Uh...No Elisse, aún no ha sido encontrado —Me miró lastimero.

—Esto es terrible. 

Me solté a llorar por milésima vez, mi llanto era por a) Mi padre y b) Necesitaba salvar mi pellejo, así que tomé un respiro y atrapé al oficial Marcus en un abrazo, totalmente sorprendido por mi acto, lo aceptó con duda, su hombro se convirtió en mi paño de lágrimas inmediatamente.

—Marcus déjame ir, por favor —Rogué.

—No puedo hacerlo Elisse —Negó con la cabeza.

—¿Cual es mi delito? ¿Agredir a una tipa que lo merecía? —Enarqué una ceja.

—Si —Asintió.

—No puedes tenerme acá por tal cosa, hay peores delincuentes allá afuera que una chica que rompe narices —Puntualicé.

Me miró por unos minutos y luego bajó la mirada tomando el puente de su nariz con el dedo indice y el pulgar, resoplaba y miraba con atención las sombras de las ramas proyectadas en la sucia pared de la celda, finalmente habló.

—Si te dejo ir ¿Prometes que no irás en busca de Gigi para deformar su otro pómulo? 

—Lo prometo —Sonreí.

—Vale. Sólo tienes que firmar un acta que dice que estás libre —Se apartó para que pudiera salir.

¡Estaba fuera! Respiré profundamente y dejé salir el aire pesadamente. Quizá moriría pero no sería esta noche, no. Seguí a Marcus hasta la sala de registro, explicó a la secretaría que había un error y una sarta de mentiras para que le brindara el acta. Luego de unos diez minutos a lo que pareció, me tendió una hoja y un bolígrafo. 

—Firma acá —Me indicó— Y acá.

—¿Es todo? 

—Si. Llama a tu tía para que te recoja.

—Claro.

Marqué el número de la tía Margaret y contestó al segundo tono. La pobre señora estaba durmiendo en el estacionamiento de la comisaría, por lo tanto estuvo en registro en dos minutos.

Seis SegundosTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon