Epílogo

126K 8.8K 7.5K
                                    

Un estruendo se escuchó por toda la habitación seguido de un golpe hueco en el piso. Abrí los ojos rápidamente. Seguía viva. Miré a todos lados y me encontraba aún en la vieja y sucia bódega. Miré el arma que mis manos aún sostenían y esta estaba tibia. Miré de nuevo a todas partes preguntándome donde había ido a parar la bala. Los vellos de mi nuca se erizaron.

Julia yacía en la silla con los ojos abiertos escalofriantemente. Un hoyo negro se había formado en su frente. Estaba muerta.

-Elisse Elisse ¿Algún día aprenderás mis reglas? - Le susurró a mi mente - No. Juegues. Conmigo - Amenazó pausadamente.

-Eres un maldito... - Susurré, rendida.

-Tú no morirás - Anunció - Entiendelo.

-Dejame en paz - Rogué.

-Sólo vivirás en paz, si aceptas mi condición - Replicó.

-Jamás aceptaría asesinar para ti, nunca - Respondí.

-Estarás encadenada al infierno - Comenzó - Jamás saldrás de ahí ni aunque le ruegues al mismo diablo, sufrirás el resto de tu eternidad ¿Sabes por qué, Elisse? Porque has asesinado y esa es la mayor ofensa hacía tu Dios y no creo que reciba asesinas en su gloria - Se burló.

-El infierno es mejor que asesinar personas para una bestia como tú - Escupí.

-No eres nadie. No tienes a nadie. Eres un desastre - Ofendió.

-No es algo que yo no sepa - Respondí riéndome - Pero al menos, soy una persona y no una maldita voz insignificante que ha disfrutado sus dias asesinando para tratar de ser feliz en su mísera vida.

Sentí una extraña presión en el estómago, algo absorbía mi alma y mi cuerpo, mi cabeza pesaba veinte kilos y los pies dejaban de sostener mi peso, finalmente caí al piso.

-¡Rápido Timmie! Vamos a llegar tarde - Gritó la chica castaña.

Estaba en un tipo de granja antigua, un niño de al menos ocho años corría detrás de la que parecía ser su hermana mientras intentaba anudar su pequeña corbata, fracasando.

-Sarah ¿Me ayudas? - Preguntó con su tierna vocecita.

-Claro, espera un momento - Caminó desde donde se encontraba a ayudar a su hermano con su pequeño problema.

-Gracias - Sonrió el pequeño.

-Uno por arriba y otro por abajo, damos una vuelta y otra otra más, atamos un nudito, completo y listo está - Cantó Sarah para su hermanito.

-Te quiero Sarah - Abrazó a su hermana.

-Te amo hermanito - Depositó un beso en su mejilla.

La imagen era enternecedora. Una señora con algunas canas cubriendo su cabello salió por la desgastada puerta de la casa, siguió a sus dos hijos por el empolvado camino y todos se montaron en una vieja camioneta color mostaza, fui con ellos.

-¿Llegaremos tarde? - Cuestionó Sarah.

-No, estamos a tiempo - Suspiró su madre.

Sarah asintió y siguió peinando su cabello mientras Timmie saltaba alrededor del reducido espacio de la vieja camioneta. Finalmente, aparcaron frente a la iglesia a la que asistían cada domingo sin falta.

-¡Hola! - Saludó el novio de Sarah depositando un beso en su mejilla.

-Hola - Respondió su madre a secas.

Seis SegundosWhere stories live. Discover now