I.- Yes

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I

Mi vida era relativamente fácil. Todas las mañanas me levantaba para ir a trabajar, hasta que mi jornada laboral concluía y luego me disponía a regresar a mi apartamento donde no hacía otra cosa que comer, darme una ducha, ver un rato la televisión e ir a dormir. Nada fuera de lo común, de hecho, podía considerarse hasta cierto grado una vida aburrida y sobre todo solitaria, pero yo no tenía quejas al respecto, por lo que nadie más podía quejarse tampoco. Si yo que la vivía no renegaba de ella, ¿por qué otros iban a hacerlo?

Ese día no fue la excepción a la norma, o al menos eso pensé en el momento. Me levanté vistiéndome con el uniforme del trabajo, uno que por cierto era ridículamente patético consistente en un pantalón y camisa a juego, que tenían el color naranja de un lado y del otro lado el color púrpura, además de la gorra blanca que llevaba el logotipo de la empresa de alimentos en la que trabajaba. En serio, al que se le ocurrió la idea del uniforme o quería que todo el mundo se burlara de nosotros, o en definitiva no tenía nada de creatividad como para diseñar uno decente. Era por la misma razón que siempre llevaba una chaqueta encima, para no mostrar al público lo absurdo del vestuario.

Monté mi auto, ya algo viejo pero aún movible, encaminándome a la fábrica donde no hacía más que empaquetar los alimentos colocándolos en cajas, para después trasladar esas cajas a los camiones que las llevarían a los supermercados o tiendas. No podía pedir otra cosa que esta humilde labor; después de todo, no era alguien que fuera muy estudiado y a mis casi treinta años —dos menos, uno y medio, ¿qué más daba?— no podía realizar trabajos pesados. ¡Ah, los achaques de la vejez! Además, con el puesto que tenía ganaba lo suficiente como para vivir una vida cómoda, sin ningún lujo, aunque tampoco era que los necesitara.

Seguí poniendo los alimentos en las cajas como un autómata, al tiempo que observaba de reojo a mis compañeros. Unos ya llevaban muchos años en aquel lugar, otros apenas habían empezado recientemente; algunos más a los que no vería más. En fin, de toda clase de personas había allí. Personas que como yo tuvieron una vida difícil, por lo que quizás se criaron de una manera poco recomendable. Yo era nativo de una ciudad de las más corruptas del país, viví en un barrio de mala muerte y crecí en un orfanato. ¡A saber dónde habían terminado mis padres! El caso era que aquel lugar de hospicio trataba a todos los niños como basura absoluta. Los encargados del lugar abusaban de nosotros tanto física como verbal, emocional y psicológicamente. Incluso, vagamente nos llegaron rumores de que había quienes eran violados sexualmente. A mí nunca me tocó, mas tampoco podía decir que no me vi en algún predicamento de esos; afortunadamente siempre supe defenderme.

Era realmente difícil confiar en alguien en ese endemoniado lugar, pues había ocasiones en las que varios de nuestros compañeros se aliaban con los encargados y nos "vendían" a ellos, con tal de asegurar su bienestar entre tanta porquería. Duré muchos años allí antes de que alguien me adoptara, pero para ese entonces mi actitud era en verdad mala. No me importaba nada ni nadie; simplemente no mostraba aprecio ni cariño por lo que fuera. Me concentraba únicamente en mí, por lo que a mis nuevos "padres" les resulté un verdadero problema. Y eso que ellos me habían adoptado tan sólo para recibir ayuda del gobierno, no necesariamente porque tuvieran piedad de mí o me quisieran.

Reformatorio. En cuanto escuché que ellos planearían llevarme al reformatorio por mi mala conducta, me dije que, obviamente, no lo permitiría, así que me escapé de casa una lluviosa tarde de verano después de arreglar un par de cosas y conseguir el dinero suficiente para la fuga; de esa forma me fui lo más lejos que pude hasta que arribé a otra ciudad. Allí continué haciendo de las mías y estoy seguro de que actualmente sería un delincuente sin escrúpulos, drogadicto que quizás estuviera en prisión cumpliendo una cadena perpetua por haber cometido homicidio, de no haber sido por ella.

Desastroso Reencuentro [I]Where stories live. Discover now