Capítulo 3 | Diferente

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—¿Conoces a CL? —empezó a decir Emma, queriendo aclarar un poco la situación. Seunghyun asintió—. Ella es amiga de la infancia de mi mejor amigo. Insistió mucho en que viniéramos, por eso estamos aquí. No estoy siguiéndote. Lamento decepecionarte. 

—Me alegra saber que no es así.

—¿Eres famoso como Chaelin? —preguntó ella, algo curiosa. 

Eso explicaría por qué estaba ahí y por qué el día de la exposición se había cubierto todo el rostro.

—Algo así. También estoy en un grupo.

—¿Y cómo se llama?

—BIGBANG.

—¿Así como el programa? —preguntó entusiasmada. The Big Bang Theory era de sus programas favoritos. 

Él soltó una carcajada y le dedicó la sonrisa más amplia de toda la noche. Sus hoyuelos aparecieron y ella no pudo evitar sonreírle de vuelta.

—Sí, exactamente. Así como el programa.

—¿Y qué haces? ¿Bailas, cantas, rapeas...?

—Soy el rapero del grupo.

—¡Rapeas y vas a exposiciones de arte! Eso no se ve muy seguido —bromeó.

—¿Pensabas que estaría lleno de tatuajes y usaría collares de oro más pesados que mi cabeza? —preguntó él acercándose a la cajetilla de cigarro para tomar un pedazo de sushi y comérselo.

—Sí, algo así. ¡Oye, no te lo comas! —protestó ella divertida. 

Después de todo, Seunghyun le estaba pareciendo bastante agradable. 

—Demasiado tarde —contestó él mientras exageraba sus movimientos. 

Emma no pudo evitar reírse y se sentó en el borde de la pared. Tomó otro pedazo y también empezó a comerlo.

—¿También tienes un nombre artístico como CL? —preguntó mientras concentraba toda su atención en lo que estaba comiendo. 

Seunghyun la miraba fijamente y eso la ponía muy nerviosa. Tenía que concentrarse en algo más si no quería que fuera demasiado evidente. 

—Sí, soy T.O.P. Puedes llamarme así si mi nombre es algo confuso.

—Prefiero tu nombre real —contestó Emma terminando de comer.

—Sinceramente lo pronuncias un poco raro —confesó divertido. Emma lo miró entre divertida y enojada. Estaba a punto de decirle algo pero él siguió hablando—. Pero me gusta —dijo y ella se ruborizó. Un silencio raro se produjo entre ellos. Seunghyun fue el que continuó la conversación—. ¿Por qué viniste a Corea?

—Acompañé a mi mejor amigo. Eso es todo. Estaremos tres semanas porque el tiene que hacer cosas aquí.

—¿Mejor amigo? —preguntó.

—Sí, nada más. 

¿Por qué sentía que debía aclarárselo? 

—¿Sólo tres semanas? —preguntó un poco curioso.

—Sí —estaba a punto de contarle que estaba ahí por su exposición, pero mejor guardó silencio—. Tengo algo que hacer.

Comenzaron a hablar entonces de su música favorita y pintores favoritos. Emma trató de sonar como si no conociera mucho del tema pero le era casi imposible aparentar cuando él era tan bueno hablando de arte. También hablaron de la banda de él y sus amigos. Dijo que llevaban casi diez años juntos y que ahora ya los consideraba familia. Se sentía de gelatina cuando la veía, pero cuando sonreía se sentía en las nubes.

Cuando revisó su celular, se dio cuenta que ya habían pasado dos horas enteras hablando.

—Ya casi son las tres de la mañana, creo que debería ir a buscar a Ashton —le dijo a Seunghyun. Bajó del borde de la pared y quedaron peligrosamente cerca. Tal vez demasiado. Podía sentir el calor que su cuerpo irradiaba. Dijo algo en coreano que ella no entendió—. ¿Sabes que no entendí nada, verdad? —comentó ella divertida para aligerar la tensión que existía entre los dos.

—Claro que lo sé, dije algo que no quería que entendieras.

—De seguro fue algo malo como que soy tu acosadora oficial o algo parecido... —sabía que estaba diciendo tonterías, pero necesitaba seguir hablando para que los nervios no se apoderaran de ella. 

—No.

—¿Entonces?

—¿De verdad quieres saber? —preguntó acercándose un poco más a ella. Ella alzó el rostro para sostenerle la mirada.

—Sí —pidió Emma, sintiendo toda su piel erizarse.

—Dije que quería besarte —susurró él inclinándose un poco para estar a su altura. Posó las manos en su cintura y se quedó ahí. Su agarre era tan firme que sentía que podría prenderle fuego a cualquier lugar que tocara—. ¿Me dejas hacerlo?

Emma ni siquiera contestó. Se paró de puntillas y rodeó su cuello con los brazos para besarlo. Él la apretó contra su cuerpo. Ninguno de los dos se movió, sólo presionaron sus labios por un momento. Se separaron un poco para verse y sonreírse.

Empezó a mover los labios lentamente para que Seunghyun la imitara. Sus manos empezaron a jugar con el cabello de su nuca y él empezó a delinear su espalda. El beso
era demasiado sensual y le cortaba la respiración. Comenzó a tornarse más intenso y con ello, las manos de él empezaron a ir un poco más abajo y Emma se posó de nuevo en las plantas de sus pies, haciendo que él se encorvara un poco. Aprovechó para morder su labio inferior y jalarlo un poco, a lo que él gruñó y tomó su trasero con ambas manos para empujarla hacia arriba y hacer que se pusiera de puntillas de nuevo. Ella soltó un pequeño gritito y él sonrió contra sus labios. No retiró sus manos de donde estaban, al contrario, se divirtió delineando y apretando esa parte de su cuerpo. 

Emma estaba perdiendo la cabeza ahí mismo. No se dio cuenta cuando él ya estaba besando su cuello y la había recargado contra la pared, haciendo que sus cigarillos cayeran.  Posó las manos en sus brazos y se aferró a él para sentirlo todavía más cerca. 

No quería parar. Quería que la besara y la tocara para siempre.

Fue cuando él empezó comenzó a besar su clavícula y que ella gimió por lo bajo que se dio cuenta del lugar en donde estaban.

—Para, por favor —pidió ella separándose de Seunghyun.  

Lo miró a los ojos. Estaban encendidos al igual que la punta de sus lindas orejas. Sus labios hinchados por el beso tenían un leve borde rosado al rededor. Ambos intentaban calmar sus respiraciones.

—Lo siento, no suelo hacer esto —comenzó a decir muy apenado. 

—Yo tampoco —respondió ella  de inmediato—. Creo que ahora sí es momento de que me vaya.

—¿Cómo puedo localizarte? —preguntó él, ansioso. 

Su cabello estaba desarreglado y eso lo hacía ver más atractivo que nunca. 

No lo dudó ni por un segundo.

Emma sacó un lapiz labial de su bolso, tomó su brazo, arremangó su camisa y le escribió su número. 

—No lo pierdas —le dijo antes de darle un beso delicado en la mejilla

Cuando atravesó la puerta del club, tuvo que recargase en la pared para calmarse. 

Había sido el mejor beso que le habían dado en la vida.

Adicta a ti | T.O.PWhere stories live. Discover now