Capítulo 12 | Tenemos que hablar

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Emma no podía estar bajo esa mirada tan intensa de nuevo. Su dueño estaba en Corea, a miles de kilómetros. 

¿Cómo era posible que él la estuviera sostuviendo entre sus brazos?

¿Ya lo estaba imaginando de tanto pensar en él?

No obstante, la firmeza de sus hombros le decía lo contrario. Realmente estaba ahí.

—¿Q-Qué haces aquí? —preguntó con voz temblorosa, sin poder creerlo.

Él se quedó callado durante mucho tiempo. Su entrecejo fruncido le hacía pensar a Emma que estaba enojado. Iba a decir algo pero él la interrumpió

—Así que...  ¿Emma? ¿Ese es tu verdadero nombre? —preguntó.

Ella no sabía qué decirle. Percibía enojo en su voz.

¿Tenía derecho a estar enojado?

Tal vez sí, no había sido completamente sincera con él. Él tampoco había sido sincero con ella.

—Sí, me llamo Emma.

—¿Entonces me mentiste todo este tiempo?

—Sí, lo hice —respondió ella. De alguna manera quería disculparse, quería decirle que no era algo personal, pero su orgullo no la dejaba.

—¿También le mentiste a CL?

—Sí. No tenía otra manera.

—¿Entonces significa que eres igual a las demás? —preguntó Seunghyun, que ya no la veía a los ojos.

Miraba al piso, como tratando de buscar una explicación.

—No sé lo que eso signifique, pero si eso quiere decir que le miento a las personas que conozco para protegerme de las personas averiguando mi pasado, entonces sí. Soy como las demás.

—¿Cuál es tu pasado? —quiso saber él después de un rato.

Su mirada se había suavizado y ahora la veía como un niño curioso. Se acercó a ella, alargando su mano para tocar su mejilla derecha. Emma estaba a punto de cerrar los ojos para dejarse llevar por su tacto, pero cuando la mano de Seunghyun estaba muy cerca de su mejilla, se alejó.

—No creo que quieras saber —respondió ella. Recordaba las fotos de él besándose con su amiga actriz—. Tienes cosas más importantes que hacer.

—Si te refieres a las fotos, Emma, tenemos que hablar.

—¿Y si no quiero hacerlo?

—¿En serio te vas a poner así?

—¿A qué te refieres?

—A que te estás poniendo a la defensiva. De verdad quiero que hablemos de esto que tenemos.

—¿Esto que tenemos? A mi parecer no tenemos nada. Tú estabas besándote con otra persona.

—Por eso quiero hablar. Emma, empezamos mal y te lo dije esa noche en la terraza: no estoy jugando contigo. Tengo mis razones y sé que tú tambien tienes las tuyas.

Se dio media vuelta y se fue tan rápido como llegó.

Emma no se movió hasta que escuchó la puerta cerrarse.

Paró la música y soltó todo el aire que no sabía que estaba reteniendo.

¿Por qué él estaba ahí? ¿Quería hablar con Seunghyun? No estaba segura de nada.

Su mirada había hecho que se estremeciera, como si nunca hubieran estado separados, como si nunca se hubieran herido. Él definitivamente quería arreglar las cosas, a pesar de haber descubierto todo, a pesar de que ella le había mentido. Fue por omisión, pero aún así había sido una mentira.

Llamó a Ashton como había planeado y cenaron juntos. Tenía la mente en otro lado, aún pensando si Seunghyun aún estaría interesado en ella después de haber descubierto su pasado, porque claro que se lo contaría. Tenía que hacerlo si de verdad quería arreglar las cosas. No quería contarle nada a Ashton o se volvería loco cuando le dijera que alguien había entrado al edificio mientras pintaba.

La pregunta era: ¿Cuándo se volverían a ver?

Una semana pasó y Seunghyun y Emma no volvieron a encontrarse en las oficinas de YG. Todos los días, ella iba a pintar lo más que se pudiera. Estaba muy feliz por los resultados y sabía que este sería uno de sus mejores trabajos, ya que tenía mucha inspiración: la imagen de Seunghyun en su cabeza era su principal fuente para pintar como lo estaba haciendo.

Toda la semana había estado pensando en cómo había conseguido esa cicatriz en su cuello, de alguna forma sería liberador, pues la única persona que lo sabía era Ashton. Si de verdad querían que lo suyo funcionara, debían ser honestos el uno con el otro.

Ahora Emma estaba caminando de regreso a casa después de haber estado pintando el mural hasta tarde, con todo su material en la mano derecha. Ashton no había podido pasar por ella debido a un fuerte dolor de estómago y ella había aprovechado la oportunidad para ejercitarse y tomar un poco de aire fresco.

Cuando llegó a su departamento dejó su material a un lado y tomó un cigarro y el encendedor de Seunghyun.

Lo acarició delicadamente con los dedos y una sonrisa se dibujó en su rostro, recordando la ncohe en que se habían conocido.

Salió del edificio y prendió su cigarro. Inhaló y exhaló profundamente, sintiendo cómo el humo invadía sus pulmones.

Caminó varias cuadras hasta que encontró un pequeño parque y se sentó en uno de los columpios. Se meció suavemente mientras terminaba su cigarro y lo tiraba al piso. El viento helado le revolvió el cabello y se abrazó a sí misma al sentir un escalofrío recorrerle todo el cuerpo.

Una mano se posó en su hombro derecho y se sobresaltó, tanto así que se cayó del columpio.

—¿Estás bien? —escuchó decir a una voz conocida.

Era Seunghyun.

—¿Qué haces aquí? —preguntó ella, tomando la mano que él le ofrecía para levantarse.

—Me estoy quedando en el hotel de enfrente —respondió él con media sonrisa—. ¿Segura que estás bien?

—Sí, no te preocupes —le contestó Emma.

Él la miraba directamente a los ojos, examinando cada uno de sus gestos con detenimiento.

—Estás muy fría, deberíamos ir dentro para que te calientes un poco.

—No, muchas gracias, ya es tarde y... —empezó a decir la pequeña artista.

No confiaba en sus intenciones, o mejor dicho, temía que si algo pasaba ella no sería capaz de decir que no.

—Insisto, Emma, te vas a congelar. Tomemos un café.

No podía negarle nada. Su voluntad se reducía a cero cuando la miraba de esa manera y estaba parado ahí tan vulnerable.

—Está bien, pero sólo un momento.

T.O.P no soltó su mano ni cuando cruzaron la calle, ni cuando atravesaron la recepción, ni cuando entraron al elevador.

Algo había escuchado de los elevadores y el efecto que tenían.

Era completamente cierto.

Podía sentir la atracción entre ella y el hombre que la tenía aferrada a él. Sabía que si la miraba a los ojos con su mirada tan intensa, se volvería loca y lo besaría ahí mismo. Deseó que aquella caja metálica subiera más rápido pero con cada piso aumentaba su tortura.

Cuando las puertas se abrieron, ella pudo respirar correctamente de nuevo.

Seunghyun la miró y volvió a dedicarle media sonrisa.

¿A caso se había dado cuenta del efecto que tenía en ella?

Por un momento ya no importó nada porque cuando Seunghyun abrió la puerta de su habitación se dio cuenta de que había llegado el momento de hablar.

Adicta a ti | T.O.POpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz