Capítulo 13 | Jagi-yah

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Cuando Seunghyun salió de las oficinas de YG tenía la mente completamente en blanco. 

No quería pensar en que Jessica, o mejor dicho, Emma, le había mentido de tal manera. Pero sobre todo, no quería ser injusto.  ¿Con qué derecho podía exigirle que fuera honesta con él cuando a la primera oportunidad la había traicionado sin más? Quería darle una oportunidad de explicarse porque eso garantizaba que él también tendría la suya. 

Su mentira le afectaba, pues planteaba un panorama aterrador: no la conocía en absoluto. Todo lo que creía saber había quedado completamente invalidado. 

¿Entonces por qué se sentía tan apegado a ella?

Volverla a ver ciertamente lo dejó impactado. Estaba aún más hermosa de lo que la recordaba. Ante todo pronóstico, sonrío para sí mismo. Le molestaba la mentira, sin embargo, descubrir que era una artista aumentaba la atracción que sentía por ella. Había sido tan buena hablando de arte aquella noche en la terraza del club que ahora todo tenía sentido. 

La semana que pasó no hizo mucho. Se quedaba fuera de las oficinas para asegurarse de que Emma saliera antes de entrar a contemplar su trabajo. Le había mandado varias fotos a su jefe y éste había quedado encantado. 

Él también lo estaba.

Emma era muy talentosa y su trabajo era de los más interesantes y emotivos que había visto jamás. Recordó que había pensado que la artista de la exposición en Seúl escondía su rostro por no ser lo suficientemente bella. Nunca se hubiera imaginado que tendría la oportunidad de desmentir su teoría personalmente. Era la chica más hermosa que había visto jamás, una con un pasado doloroso que estaba intrigado por conocer. 

¿Qué sería tan malo como para no querer que la reconocieran?

Un escalofrío lo recorrió por completo. 

Cuando salió del hotel y la vio, le pareció un sueño. Había esperado tanto verla esa semana que ya era normal imaginársela por todos lados, pero estaba seguro de que esta vez no era producto de su mente. 

Ella estaba en el parque cruzando la calle y su cabello se movía de un lado al otro con el viento. Se mecía en los columpios y sus ojos se cerraban cada vez que exhalaba el humo del cigarrillo. Sus bonitos labios se cerraban alrededor de este objeto de una manera tan sensual que casi tuvo que detenerse un momento para aclarar sus ideas.

Sí, su mente iba muy a menudo a la noche que habían compartido juntos. 

Tocó su hombro para hacerse notar y pronto ya estaban subiendo a su habitación para poder hablar. El viaje en la caja metálica le pareció aún más largo que su viaje a Estados Unidos. Cada piso era un momento menos para su cordura. 

¿Por qué los malditos espacios cerrados provocaban eso? 

Miró a Emma de reojo y la notó demasiado tensa. 

¿Habría estado experimentando las mismas sensaciones que él? 

Su mano tan grande hacía que la de ella se viera diminuta en comparación. La tenía agarrada firmemente para que no se alejara de él.

Ya no permitiría que volviera a pasar.

La puerta se abrió y él salió rápidamente del elevador, sintiendo como la tensión abandonaba su cuerpo. Abrió la puerta de su habitación y prendió las luces para que ella entrara, haciendo que Emma se soltara de su agarre.

—Wow... Esto es muy grande —dijo sorprendida, mirando para todos lados. 

Le causó tanta ternura que quería besarla.

Adicta a ti | T.O.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora