Capítulo 22 | Promesa

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No pudo seguir leyendo.

—¿Pero qué? ¿Quién? —preguntó ella con un nudo en la garganta.

—Al parecer es un tal Yvanov que vive en San Francisco. Dice que copiaste su idea de las muñecas colgando del techo en tu exposición.

—¡Pero eso es ridículo! Yo no copié nada a nadie y lo sabes.

—No es cuestión de que yo te crea o no, Em. Ese tipo ha hecho dudar a la gente y por eso esta demanda está aquí. ¿Sabes lo que significa, verdad? —preguntó, tomándola de ambos hombros. 

La demanda significaba tener que exponer su identidad, tener que presentarse ante un juez, un abogado...

—Lo sé.

—Lo más seguro es que ese tipo sólo quiera que se sepa quién eres y lo ha conseguido.

—¿No hay manera de arreglar esto sin necesidad de...?

—No, no la hay. Tienes que estar tú personalmente —contestó Ashton interrumpiéndola.

—¿Qué voy a hacer si no puedo demostrar que no copié nada a nadie?

—Tendrás que pagar mucho dinero, aunque lo importante aquí no es eso. Vamos a necesitar un buen abogado.

—Puedo hablar con el que defendió a mi padre. Después de todo consiguió que no le dieran cadena perpetua.

—Sería una buena idea. Yo investigaré y lo decidiremos juntos. No voy a dejarte sola en esto —dijo su amigo, abrazándola y dándole fuerzas. 

—Gracias, Ashton.

Su amigo se fue y ella decidió quedarse en su estudio para pensar todo con claridad. Esta acusación tenía muchas consecuencias, empezando por la más grave que era exponerse al mundo.

Dejar que todos los periódicos empezaran a hablar sobre su pasado, que empezaran a decir que era una lástima

Su palabra preferida. 

Además de eso, también significaba que no podía acompañar a Seunghyun a China. Todos los planes que tenían quedaban completamente descartados.

Escuchó su teléfono vibrar después de unas horas. El mensaje en la pantalla era de Seunghyun preguntando dónde estaba, ella contestó que en el estudio y él mandó otro mensaje diciéndole que iba en camino. 

¿Debería decirle?

No iba a querer irse si se enteraba, sobre todo porque partía al siguiente día. 

¿Debería mentirle? 

Inmediatamente sacudió la cabeza ante lo absurdo que era tan sólo el hecho de pensarlo. Habían empezando su relación prometiéndose que no se volverían a mentir. Claro que no podía esconderle algo así. 

Escuchó la puerta deslizarse y volteó para verlo con una sonrisa de oreja a oreja y una botella de vino en la mano. Le dolió un poco verlo tan feliz.

—Te tengo la mejor noticia del mundo, nena.

—Yo también te tengo una noticia —dijo un poco seria. 

Él la miró extrañado.

—Entonces dímela tú primero.

—No, primero tú.

—¡Le encantó la pintura! Yang estaba muy emocionado, como pocas veces lo he visto. Sólo tiene esa sonrisa cuando sabe que una canción será un hit. También le dije que tenía que presentarle a alguien y me propuso que cenáramos esta noche para conocerte, lo que significa que lo más seguro es que me puedas acompañar. ¡Traigo vino para festejar! —dijo agitando la botella y sonriéndole provocando que sus tiernos hoyuelos se volvieran evidentes pero la sonrisa se le borró del rostro al ver que Emma no sonreía de vuelta—. ¿Qué pasa?

Adicta a ti | T.O.PWhere stories live. Discover now