Octavo Capítulo COMPLETO

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Capitulo VIII

Cuando caer no trae cosas malas, no quiere decir que traiga buenas

El árbol de manzanas quedaba rumbo a otro camino de césped, ¡qué jardín tan precioso! Todo lo de esta casa no me dejaba de asombrar; la escenita de la cocina me tenía sin cuidado, quiero decir, estoy en una casa de lujo como para preocuparme por nimiedades.

El árbol era demasiado grande, con sólo verlo la palabra tonta aparecía en mi cabeza, si hubiese indagado desde el balcón que el árbol era lo suficientemente grande para verse desde allí, no habría venido sola, debí suponerlo pero últimamente ando demasiado distraída.

Había algunas ramas para trepar, pero a diferencia de mis mejores amigos no soy muy atlética, esto no era como la historia de princesas que sólo se empinan para alcanzar los deliciosos frutos, debí traer al menos un palo para bajarlas. Dejé mi canasta a un lado y puse un mechón detrás de mi oreja ¿Qué tan difícil podría ser? Primero levanté mi pie y me sostuve de una rama del tronco, después subí el otro, pero cuando traté de subir en otra rama, mi pie se resbaló y de la que me sostenía, la muy traicionera se partió, cerré mis ojos esperando un gran golpe, efectivamente lo sentí pero no tan fuerte. 

Algo había amortiguado mi caída, después de decir ¡auch! Abrí mis ojos y estaba en las manos de un chico rubio, (en serio estoy pensando en el límite de rubios), y tenía unos ojos verdes que ya había visto en otro lugar, su cutis era mejor que el mío, me quedé atontada observándolo hasta que dijo:

-¿Estás bien? – él aún me sostenía, reaccione y traté de alejarme un poco.

-Sí, gracias – este era una especie de momento, trágame tierra, primero me resbaló como una sosa y peor aún caigo encima de un chico lindo, al menos él no se quejó. Pero si sentí mi cara ponerse caliente y mis mejillas ruborizándose.

-¿Tratabas de bajar las manzanas tú sola? – el chico era lindo pero poco detallista ya que la pregunta era algo tonta, ¿acaso veía a alguien más alrededor? Pasé una mano por mi cabello y me incorporé  para responderle.

-Sí, al menos pensé que podía hacerlo, pero uno de las ramas crujió y caí. –  Él me observaba detenidamente, ahí empecé a caer en cuenta de que estaba hablando con un completo extraño dentro de la casa de Sarah, ¿quién era él? ¿Vivía aquí? ¿De dónde salió?

-¿Y tú eres…?

-Soy Matt, ¿y tú eres…? – dijo ladeando un poco la cabeza e inclinándose. Estoy comenzando a creer que debería ser un poco más alta, siempre los chicos se inclinan para observarme.

-Soy Isabella.

-Muy bien Isabella, te puedo preguntar el por qué bajabas manzanas del árbol de mi tío – enarqué una ceja y pensé ¿su tío? Pero si la casa era de los papás de Sandra y…

-¡Ah! Tú debes ser el primo de Sarah – ya decía yo que había visto esos ojos en alguna parte.

-¿Eres la hermana del novio de Sara?

-No, esa es mi amiga Valentina.

- Sarah sólo me dijo que vendría tu amiga, de todas formas es un placer conocerte Isabella –  sonrió, y extendió su mano, yo le devolví la sonrisa y contesté.

-Igualmente Matt. – él dio un apretón a mi mano y después de un momento de silencio miré al árbol, el siguió mi mirada y dije: -Vi el árbol desde el balcón y Sarah dijo que podría tomar algunas manzanas, sólo que olvide cerciorarme de que no alcanzaría.

-¿Quieres que te ayude?

-Te lo agradecería. – Matt soltó mi mano lentamente y se dio vuelta para empezar a subir ágilmente el árbol.

AMORES QUE NO MUERENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora